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TINTA FRESCA

Bienvenidos a la gran aventura

Gonzalo Giner propone en La bruma verde un sugerente relato en un paraíso virgen de la Tierra

Bienvenidos a la gran aventura

Gonzalo Giner ganó con La bruma verde el último premio de novela "Fernando Lara" tras el éxito de títulos como El sanador de caballos, El jinete del silencio, Pacto de lealtad y Las ventanas de cielo. Ningún guía mejor que el propio autor para adentrarse en territorios desconocidos donde la magia del paisaje se mezcla con los peligros de escenarios en los que la Naturaleza impone su ley, y en los que la belleza amenazada por la mano del hombre invita a vivir una gran aventura. O varias. Empecemos por el título, sugerente y enigmático: "El título de La bruma verde evoca un fenómeno natural solo visible en un escenario tan espectacular como único: la cuenca del río Congo; uno de los últimos paraísos vírgenes de la Tierra y escenario de una sorprendente historia que protagoniza una joven congoleña, Bineka".

Con Bineka, promete el autor, "podremos respirar los aromas de la selva, nos empaparemos con la húmeda frondosidad de sus paisajes, compartiremos su inesperada convivencia entre chimpancés, en plena selva, odiaremos la avaricia y despropósito de ciertas multinacionales que están deforestando y destruyendo ese mundo verde para la rentable producción de aceite de palma o de soja, y nos contagiaremos con la increíble entrega y generosidad de los que me atrevo a llamar los nuevos ejércitos del planeta, el de los cooperantes. Con ellos compartiremos sus anhelos, frustraciones, retos y sueños."

Los planos argumentales que articulan la novela adoptan las formas de la aventura "y lo hacen desde diferentes miradas. La más importante, la de Bineka; hija de la selva y heredera de su patrimonio natural. Pero también la de Lola, una alta directiva que pondrá el punto de vista occidental sobre lo que está pasando en aquel fascinante enclave africano. La trama ofrece también la visión y mirada de cooperantes como Luis, un veterinario vocacional que trabaja en un centro de recuperación de primates en pleno Congo; la de Colin, un apasionado y firme defensor del patrimonio medioambiental, o la de Keita, médico local y colaborador de Médicos sin fronteras".

Pero hay una cuarta mirada que lo justifica todo, diferente, sorprendente: "La de los chimpancés. ¿Qué nos pueden contar unos seres con los que compartimos un 98% de nuestro genoma?" La primatóloga Jane Goodall afirmaba en unos de sus escritos que "para convencer a la gente sobre los beneficios de la protección del medio ambiente y el patrimonio animal no es necesario discutir con ellos; basta con contarles una buena historia". Giner ha tratado de seguir su consejo escribiendo una novela que es también "una historia de amor, un canto al conservacionismo, una verdadera provocación sensorial y un intento de concienciar a los lectores sobre la necesidad de luchar por un mundo mejor".

La rigurosa y exhaustiva documentación de Giner, su defensa a ultranza de argumentos ecológicos, la firme construcción de personajes (humanos o animales) creíbles y complejos, la prosa certera con descripciones de gran belleza y la huida de soluciones estereotipadas hacen de La bruma verde una gran aventura en la que embarcarse sin titubear.

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