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La educación sentimental

“Sacrificios humanos”, el esperado segundo libro de cuentos de María Fernanda Ampuero

Cultura - Libros

Poco se puede esperar de una literatura que no supere sus propios tópicos o que ni siquiera los evite. Hay circunstancias que deberían de servir de estímulo para que la escritura no sea una imagen congelada de un tiempo que puede ser agradable para la memoria del lector, pero que se sitúa a mucha distancia de eso que da en llamarse el signo de los tiempos. Por supuesto que un escritor no tiene más responsabilidad que la de hacer su trabajo de la mejor manera posible, pero quien, siendo fiel a ello, logra además situarnos cara a cara con nuestras propias incomodidades y vergüenzas, habrá dado un paso adelante, situando su obra a mitad de camino entre nuestro placer y nuestra mala conciencia. A María Fernanda Ampuero (Guayaquil, 1976) le han bastado dos libros de relatos para desmentir ese tópico anclado en la tradición literaria de la feliz educación sentimental. La editorial Páginas de Espuma publica su segundo libro de cuentos, “Sacrificios humanos”, que, desde mi punto de vista, enfatiza los logros del celebrado “Pelea de gallos” y acaba por definir la mirada y el tono de Ampuero como su verdadera poética: no hay más ética en un autor que la de su estilo.

Con acusado sentido del ritmo, en “Sacrificios humanos” se exhuma una violencia contra las mujeres estructural y naturalizada que en ocasiones ha sido contemplada por la literatura como algo accidental. El asentamiento en el ámbito editorial de propuestas como la suya confirma que la cara oculta y más vergonzante de la educación sentimental ha salido a flote gracias al trabajo de una serie de escritoras que están logrando dar un vuelco a la temática y a los puntos de vista de la narrativa contemporánea. La particularidad de María Fernanda Ampuero es su dominio de un género como el del cuento o la creación de un lenguaje rotundo, brillante en lo literario pero carente de eufemismos. La exposición de una escritura comprometida con las víctimas (la niña, la mujer, la joven, la anciana, la migrante), pero que no propone ni dirige al lector hacia una lectura política: “La literatura que es escrita desde una ideología y una inclinación política nace muerta, no llega a nada, no toca nada (...) Siento que mis cuentos están comprometidos con las víctimas, sí, pero primero están comprometidos con la literatura. El panfleto traiciona a las víctimas, las caricaturiza”.

Leyendo la obra de Ampuero asistimos también a la posibilidad de superar la estabulación de los géneros literarios. Admite la escritora su deseo de ser reconocida como una autora de terror, pues así lo siente cuando trabaja. Un terror extraído del día a día y que no recurre a lo sobrenatural ni a lo ajeno a nuestro mundo. Revisar tradiciones y jerarquías. Romper el pudor que acompaña tradicionalmente a la escritura de género: siempre pensé que la ciencia ficción, el terror, la novela negra... son formas disimuladas de tratar aquellas cuestiones primordiales que atañen al ser humano.

En “Sacrificios humanos” se viene abajo el disimulo, como se vino abajo primero en “Pelea de gallos”. “No me interesa la foto familiar en la que todos sonríen. Me interesa qué pasa cuando la cámara ya no apunta a esas caras felices”, afirma la narradora.

Lo que antes se contraía, ahora se desata. Lo que primero se daba por supuesto, ahora se dice con la complicidad poderosa del lenguaje: una herramienta que desconoce sus limitaciones, de ahí que quepa esperar todo de propuestas como la de María Fernanda Ampuero.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

Sacrificios humanos

María Fernanda Ampuero 

Páginas de Espuma, 144 páginas, 15 euros

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