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“No es un río”, de Selva Almada, finalista del Premio Tigre Juan en 2014, cierra su “Trilogía de los varones”

Cultura - Libros

A pesar de su riqueza verbal (o quizás por eso) la escritura de la argentina Selva Almada (Entre Ríos, 1973) discurre sigilosa, discreta, pendiente de una explosión que parece siempre a punto de darse y que luego se solapa, se pospone. Con “No es un río”, su nueva novela, culmina la conocida “Trilogía de los varones”, iniciada con “El viento que arrasa” y seguida por “Ladrilleros”. Se denomina así al conjunto de las novelas por lo obvio: es el proceder de los varones, sus códigos tóxicos de honor y violencia los que tiñen y enrarecen el ambiente de una narración. En una entrevista reciente, Almada afirmaba que le interesaba indagar desde la ficción en los vínculos masculinos: “Una parte casi constitutiva de las relaciones entre hombres tiene que ver con la violencia, se agrupan para violentar, pero los protagonistas de ‘No es un río’ no son tan lineales, también tienen su complejidad”. El desarrollo de la trama de su último libro, al igual que los anteriores, tiene lugar en un ámbito rural, donde los códigos son más primarios, casi al borde de la supervivencia. En “No es un río” dos amigos, acompañados por el hijo de otro amigo ya fallecido, se juntan para ir a pescar, dispuestos a remontar hasta sus propios recuerdos, si fuera preciso.

Es la escritura de Almada una literatura apegada a la tierra, pendiente de personajes de vida modesta, esforzada; sufrientes como los que pueblan la obra de Rulfo y Onetti. Y, a menudo, compartiendo sus vidas con ese otro personaje que es el campo, casi un narrador que determina a su antojo los destinos de mujeres y hombres.

Supe por primera vez de Selva Almada en 2014, cuando “Ladrilleros” quedó finalista del Premio Tigre Juan. Después de leer la novela, busqué información sobre ella y descubrí que cuando le preguntaban por sus referentes literarios citaba siempre a Daniel Moyano. En “No es un río” vuelve a haber (como en anteriores casos) un trabajo muy logrado sobre la oralidad de los personajes. Almada, natural de Entre Ríos, es una escritora que reclama la condición de provincia: de ahí, en parte, su conexión con la obra de Moyano, que se reafirma con su preocupación por los acentos diferentes de una lengua, actualizando así el interés que el autor de “Tres golpes de timbal” tenía por el sonido de las palabras. La autora argentina vincula ese sonido con su ubicación, con el lugar explícito desde el que hablan los personajes: “Siempre me llaman más la atención las características del habla de una persona que su físico”.

Es la escritura de Almada una literatura pendiente de personajes de vida modesta

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El desafío es hallar un lenguaje escrito que respire oralidad. “Cuando estaba estudiando en la facultad leí ‘Mi tío el juagareté’, un cuento de Guimarâes Rosa. Era casi imposible entender las palabras que usaba porque muchas estaban copiadas con la fonética. Me pareció un trabajo alucinante porque no importaba que no entendiera todo para comprender el relato. Siempre me acordaba de ese cuento y empecé a utilizar esa técnica mucho más liviana, pero cada vez me interesaba más”. Esto lo decía a propósito de “Ladrilleros”. Varios libros después, la intención se mantiene: trabajar intensamente la oralidad para transformarla en algo poético.

Los protagonistas de la novela, Enero, el Negro y Tilo, aparecen desde la primera página en plena faena, pero dispuestos a someterse a una elaboración narrativa de mucho detalle y una capacidad de síntesis más propia de la poesía. Con todo, el lector podrá igualmente vincularse a una historia que profundiza en una lógica casi tribal que domina las relaciones de amistad, de pareja, de familia.

“No es un río” es una novela que se lee con la condensación de un largo poema. Eso no le resta capacidad para mostrarse como ejemplo de una prosa brillante en su atmósfera y en su expresión, a la altura de la mejor tradición que palpita bajo sus páginas.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

No es un río

Selva Almada

Random House 144 páginas 15,90 euros

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