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Arte

El arte de Paco Fernández: pintura que se desprende de lo superfluo

La representación pictórica de sutiles sentimientos en la obra de Paco Fernández

Vista de la exposición.

En la Galería Guillermina Caicoya se expone una cuidada selección de acrílicos de Paco Fernández con el título “Cartones y collages”. Hay obras de gran formato dominadas por amplias franjas y campos de color y otras, pequeñas, son sutiles monocromías que equilibran la fuerza expresiva de las anteriores; estamos ante una pintura meditada y sensible. La galería dispone de catálogos e información que permiten profundizar en la evolución de este creador cuya discreción vital se ve reflejada en su trabajo, en la sencillez y naturalidad que desprende. En dicha documentación se advierte una trayectoria coherente en la que está presente tanto la experiencia cromática y matérica del expresionismo abstracto como un lenguaje constructivista que recuerda la obra de Joaquín Torres García, y que ahora se advierte en la estructura interna de alguna de las piezas realizadas con collage y en los signos y formas geométricas que configuran un lenguaje de apariencia críptica cuya traducción no es otra que la armonía compositiva.

Son obras que, manteniéndose en la abstracción, contienen códigos estéticos evocadores que trascienden a ámbitos emocionales absolutamente reales. Así ocurre con un conjunto de pinturas concentradas en uno de los espacios de la galería, creadas mediante gradaciones de azules, muy sugerentes, de tintes románticos. Se trata de paisajes marinos con múltiples variaciones tonales entre los que hay auténticas miniaturas para ser contempladas desde la proximidad y en silencio, y otros, de formatos más generosos, que poseen ese carácter atmosférico envolvente propio de la pintura espacialista de los grandes maestros del pasado.

"Marina". Marcos Morilla

En la pintura de Paco Fernández el gran protagonista es el color: la superficie ha quedado impregnada de él, los pigmentos forman parte intrínseca de la obra, la frontera entre soporte y superficie se ha desvanecido para conformar una única entidad plástica. La materia pictórica es color, el gesto del pincel y el mismo acto creativo lo confirman, mostrándonos la importancia que para este artista posee tanto el proceso de gestación de la obra como la búsqueda de su esencia. Es quizá ese carácter esencialista el que domina en toda la exposición, un desprenderse de lo superfluo, de lo que podría interrumpir la serena contemplación y comunión con la obra, acercándole a los presupuestos de la pintura de cariz espiritual de Agnes Martin, pero, sobre todo, a sus profundas reflexiones en torno a la necesidad de la pintura como vía para acceder a la verdad y para enriquecernos interiormente: “El arte es la representación concreta de los más sutiles sentimientos que se encuentran en un estadio superior al de la mera contemplación”.

"Blanca". Marcos Morilla

En “Cartones y collages” las piezas de mayor formato son imponentes, su presencia física –matérica y cromática– desprende una intensa energía. A ello contribuye el protagonismo de los soportes que ha utilizado, que muestran sus arrugas, irregularidades e imperfecciones, pero también las posibilidades plásticas que, desde un cierto informalismo lúdico, poseen. Son cartones que se despliegan y expanden por las paredes recordándonos, formalmente, los planteamientos reduccionistas de la corriente supports-surfaces, pero que se aleja de ella por esa aura que desprenden. En una de estas obras, su disposición a manera de tríptico propicia que los campos de color grises y amarillos se articulen suave y serenamente en la superficie. Su ubicación en la sala es perfecta, la amplitud espacial favorece que la conexión con el espectador sea plena; esta obra sería suficiente para conformar una hermosa exposición, un lugar para la contemplación, pero sobre todo para la meditación. Pocos artistas han logrado transferir con el color este estado de plenitud; el acercamiento a esta obra me ha llevado a recordar la capilla de Henri Matisse, en Saint Paul de Vence, y la capilla de Mark Rothko, en Houston. La sencillez y la pureza se han encontrado en ellas para confirmar cómo una de las principales vías del acontecer plástico es precisamente esa sencillez.

La sutileza de esta obra de efectos atmosféricos, se complementa con la rotundidad formal de una serie de pequeñas piezas prácticamente monócromas. En ellas se encuentran la levedad del blanco y alguna pincelada gris con la solidez de los fragmentos que las configuran y que, rítmicamente, como notas de una partitura, se disponen en la superficie generando composiciones que equilibran lo constructivo con el gesto libre. La restricción cromática de esta serie agudiza nuestra mirada para contemplar en detalle cada pieza y entender cómo la pintura puede llegar a ser reflejo de una realidad plástica en la que el artista se encuentra inmerso. En “Cartones y collages”, Paco Fernández aúna su extrema sensibilidad al color con ese pálpito misterioso e irracional que posee la creación capaz de traspasar la apariencia de las cosas para aproximarnos a su esencia.

Cartones y collages

Paco Fernández 

Galería Guillermina Caicoya, c/Principado 11, Oviedo.

Hasta el 20 de mayo.

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