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Muere un grande del pop

Battiato, el alba dentro de las sombras

Entre otras muchas, muchísimas, cosas, Battiato fue un campeón de la frase esquiva pero inolvidable, que es un arte que distingue a los poetas de los simples letristas

Battiato fue un campeón de la frase esquiva pero inolvidable.

Una de las señales más irrefutables de la grandeza de Franco Battiato como compositor de canciones pop era su asombrosa habilidad para fijar en la memoria de los oyentes versos cuyo verdadero significado nunca estaba del todo claro. ‘Bandera bianca’, la canción elegida como único ‘single’ del elepé más exitoso en la carrera del músico siciliano (‘La voce del padrone’, de 1981), hablaba de la gente que utiliza gafas de sol “para tener más carisma y sintomático misterio” (asunto que, por cierto, retomarían algunos años después Os Resentidos en ‘Galicia Caníbal’) y era justamente ese extraño sintagma (¿qué demonios es un “sintomático misterio”?) el que convertía una canción magnífica en verdaderamente memorable (que el autor asegurara un poco más adelante que prefería la ensalada “a Beethoven y Sinatra” también sumaba puntos, claro).

Entre otras muchas, muchísimas, cosas, Battiato fue un campeón de la frase esquiva pero inolvidable, que es un arte que distingue a los poetas de los simples letristas. Encontramos otro ejemplo elevado hacia el final de una de sus canciones más hermosas, ‘Prospettiva Nevski’ (del álbum ‘Patriots’ de 1980), cuando dice lo de “e il mio maestro m’insegnò com’è difficile trovare l’alba dentro l’imbrunire” (“y mi maestro me enseñó qué difícil es encontrar el alba dentro de las sombras”, en la versión que él mismo grabó en castellano, como tantas otras). Encontrar el alba dentro de las sombras, menudo hallazgo lírico increíble.

En esta ocasión, sin embargo, el artista de Catania tuvo a bien aclarar el sentido del verso, algo que no acostumbraba a conceder. Lo hizo en una larga y reveladora entrevista con el musicólogo y ensayista turinés Franco Pulcini publicada en 1992. “Los maestros […] son las personas que, a una cierta edad, han encontrado la fuerza para recomenzar. Una mujer que a los 75 años se diploma en clavicémbalo es un maestro”. Y continuaba: “El alba es la juventud, la capacidad de cambiar, de evolucionar. Las sombras son la vejez”.

Desde que con solo 20 años se marchó a Milán y grabó un primer disco que se regalaba con la compra de una revista de crucigramas (la popularísima ‘Nuova Enigmistica Tascabile’) hasta su desaparición de la vida pública en 2017, Battiato no dejó nunca de aprender, de cambiar, de evolucionar. “Los deseos no envejecen a pesar de la edad”, cantó en ‘La stagione dell’amore’. Él los persiguió durante toda su vida con la curiosidad de la infancia y la energía de la juventud, recorriendo todos los géneros, bebiendo de todas las tradiciones culturales, componiendo óperas, escribiendo poemas, dirigiendo películas, realizando exposiciones de pintura… Buscando, siempre buscando.

Franco Battiato, el maestro del sintomático misterio, no necesitó diplomarse en clavicémbalo a los 75 años para encontrar el alba dentro de las sombras.

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