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La violencia política en el siglo XX europeo

Julián Casanova fija una nueva periodización de la pasada centuria en un libro de excelente factura

Una anciana bosnia llora durante una protesta en Sarajevo organizada por supervivientes de la masacre de Srebrenica. | LNE

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, es uno de los historiadores españoles de mayor prestigio en el ámbito internacional. Su extensa obra ha tratado variados temas de la historia contemporánea española y europea, como la historia de anarquismo español, la historia de la Iglesia española, la guerra civil española, las dos guerras mundiales, la revolución soviética de 1917… (la mayor parte de ellas traducidas al inglés y otros idiomas). En la mayor parte de ellas Casanova siempre ha prestado especial atención al tema de la violencia en sus diversas facetas, como sus formas, causas y sujetos concretos que la han padecido.

De ahí que no sea extraño que su último libro (“Una violencia indómita. El siglo XX europeo”) sea un lúcido y novedoso análisis de las diferentes formas de violencia que se han sucedido a lo largo de la pasada centuria (no sólo las que tuvieron como escenario la Europa Occidental, sino también la Europa Central y del Este y la Europa mediterránea). Su análisis comienza con un análisis de asesinato de la emperatriz Isabel de Baviera, que estuvo en el origen de la Gran Guerra, y finaliza con el relato de las violaciones de mujeres musulmanas en la ciudad bosnia de Foca en 1992, pasando por los innumerables asesinatos de masas perpetrados contra grupos definidos por la clase, la raza, la religión o la nación ocurridos a la largo de ese sangriento siglo XX europeo.

El objetivo de su libro es descubrir y conceptualizar, a través del análisis histórico de esos episodios de violencia continuos que asolaron el pasado siglo europeo, de sus similitudes y diferencias, su lógica inherente. Análisis que le lleva a constatar que sus hilos conductores fueron o las ideologías de la raza y la nación o los momentos de crisis generados por las guerras o revoluciones o los proyectos de utopías totalizadoras. Y aunque los episodios de genocidios y limpiezas étnicas presenten formas y finalidades comunes, también es cierto que cada uno de ellos tuvo sus propios rasgos específicos: la cámara de gas de los nazis, la tortura por el comunismo y la violencia sistemática contra las mujeres por los nacionalistas serbios en Bosnia-Herzegovina.

El análisis de esa sistemática violencia secular lleva a nuestro historiador a establecer una nueva periodización del siglo XX. No hay, como apuntaba Hobsbawm, un siglo XIX largo que alcanza hasta la Gran Guerra, caracterizado por la ausencia de grandes conflictos, y un siglo XX corto, con dos etapas: la de la violencia de la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, y la de la prosperidad y estabilidad desde 1945 hasta la caída del Imperio soviético. La violencia estaba ya instalada antes de 1914 a través del proceso de colonización, cuyas contradicciones y rivalidades entre las potencias colonizadoras condujeron al primer conflicto bélico mundial.

El siglo XX estuvo jalonado por oleadas de limpiezas étnicas, genocidios y episodios generalizados de violencia contra las mujeres que presentan características diferentes de los ocurridos en otras etapas de la historia de la humanidad, tanto por su magnitud como por sus motivaciones políticas e ideológicas.

La primera de esas fases de violencia secular se desarrolló, según nuestro autor, en 1912 durante la guerra de los Balcanes, en la que se llevó a cabo el genocidio de los cristianos armenios. Las otras tres oleadas de violencia política que jalonaron la anterior centuria fueron la del despliegue de la hegemonía nazi que promovió el Holocausto y la desarrollada en la Unión Soviética bajo el régimen de terror de Stalin, que supuso la persecución y el encierro en el Gulag de los campesinos propietarios (los kulaks). A ésta le siguió la ocurrida al terminar la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores. Y la última tuvo lugar en la antigua Yugoslavia en los años 90 contra los bosnios musulmanes cuando ya se creía que la limpieza étnica y el genocidio eran hechos superados.

Lo que caracteriza a todos esos episodios es su extrema violencia y el hecho de que ocurrieron durante procesos bélicos, lo que hizo habituales y aceptables sus crímenes. Y también la determinación de sus perpetradores no sólo de acabar físicamente con sus perseguidos, sino además el de borrar las huellas de su memoria y cultura. Y el componente de género, violencia sexual (violación, mutilación, prostitución, rapado de pelo, matrimonios forzados…) que todas esas limpiezas étnicas y genocidios desarrollaron y cuyo análisis Casanova considera que “ilumina una mejor comprensión de los motivos, dinámica y consecuencias de esos crímenes masivos “(pág. 164).

La recepción de este libro está siendo excelente (va ya por la quinta edición) y desde luego la merece, no sólo por su original y documentado contenido, sino también por su excelente factura, que es una de las características habituales de las obras del autor.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

Una violencia indómita

Julián Casanova 

Crítica, 424 páginas, 20,80 euros

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