Una selección bien estudiada y cuidada de los escritos políticos de Antonio Machado ha sido elaborada por el poeta y periodista Rodolfo Serrano. “Del mañana efímero” contiene esas gotas de sangre jacobina de las que el poeta sevillano escribió. Una recopilación más que necesaria para recoger el aura y el discurso de una de las personalidades clave del autor.
Hace hincapié desde el prólogo Benjamín Prado en la lealtad de Antonio Machado a su país y a la República, como garantía insalvable de honestidad: “Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”. El poeta popular y la persona comprometida con la cultura como arma válida social, una interlocutora que posee más autenticidad que la política.
En “Juan de Mairena” se aprecia el grado de minuciosidad machadiano para acercarse a la realidad desde la palabra, la sentencia irrebatible y la sagaz capacidad de observación: “La tontería del hombre es inagotable”. Una retórica sencilla que envuelve al ser humano y su lazo de unión con el mundo: “Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre”. Machado ofrece su visión de la crítica literaria a tenor de la benevolencia, en pos del “milagro de la belleza”. La risa será un instrumento de inteligencia –lejos de todo eco sardónico– y una manera sensible de aumentar la percepción del mundo frente al elitismo.
Valora la libertad religiosa sin tabúes ni remilgos: “El Demonio, a última hora, no tiene razón; pero tiene razones. Hay que escucharlas todas”. Opta por el Dios de la justicia, sin limosnas ni caridad, fuera de la custodia de los poderosos. Escinde intelectualidad y política para dejarlas como compartimentos estancos.
La política enraíza una crítica hacia la máscara desde una filosofía que tiende más hacia la fraternidad como convivencia y a la verdadera hermandad. Antonio Machado aboga por la mano de artesano, el verdadero artista, como auténtico eje del sustrato del folclore. Cada frase suya encierra un pensamiento que se desdobla y se rearma en una vejez que va modelando como fuente de sabiduría. No se anda por las ramas al hablar de la “dictadura de la alpargata” y en separar lo que al patriota del buen español. Mairena esboza el pensamiento hondo con una levedad que sobrecoge: “Es el político, señores, el hombre capaz de resbalar más veces en la misma baldosa, el hombre que no escarmienta nunca en cabeza propia”.
La República representó para el poeta la esperanza, en comunión de ciencias y letras, hasta terminar en el horror de la Guerra Civil: “Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión”. El lenguaje imperfecto, descuidado y atrabiliario de la perversidad de la guerra ocupa buena parte de estos escritos machadianos. Él se ve como un hombre de paz vencido por las circunstancias y siente abandonado su amor al prójimo ante el triunfo del “Homo Stupidus”. Reivindica la grandeza popular lorquiana y la figura de Unamuno como alma libre intelectual.
“La cultura es intensidad, labor heroica y callada, pudor”, escribió Machado
Machado solapa preguntas y respuestas al adentrarse en el tema de la contienda, sin veladuras hacia el bando golpista. En la carta a Ortega y Gasset se refiere al pueblo que muere y elogia el esfuerzo para determinar la elección de una revolución, antes que llegar a un mortuorio estatismo. En la carta a Unamuno alude a la falta de novedad política y al peligro de los corrillos. Su definición de cultura es digna de ser estudiada: “La cultura es intensidad, concentración, labor heroica y callada, pudor, recogimiento antes, muy antes, que extensión y propaganda”.
Las entrevistas, alocuciones y arengas que se ofrecen en el libro jalonan una publicación que muestran a un hombre sentimental y sincero que supo como nadie vertebrar la conciencia.
Del mañana efímero. Escritos políticos para el siglo XXI
Antonio Machado
Hoy es Siempre ediciones, 193 páginas, 15,20 euros
