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Toni Hill: lo social antes que lo policial

El autor barcelonés se adentra en una acomodada urbanización para investigar un turbio suicidio

Cultura - Libros

Toni Hill (Barcelona, 1966), después de muchos años lidiando como traductor y corrector de estilo, dio el paso a escritor en 2011, cuando creó a su sabueso Héctor Salgado, inspector de los Mossos d’Esquadra. Un personaje empático con la víctimas, eficaz, paciente y equidistante tanto del hard-boiled como de la novela puzle. Un protagonista con mirada triste y atrapado en un punto perdido entre el pasado y el presente, donde el autor convierte un hecho violento en un estilete para entrar en las profundidades sociales. Tres han sido sus entregas. “El verano de los juguetes muertos” (2011), con el que debutó y sumergió a su inspector en la investigación de un aparente accidente que nos llevaba al mundo de los privilegios sociales. Le siguió “Los buenos suicidas” (2012), donde un caso de violencia doméstica se reveló como algo más complejo. Y la tercera de la saga fue “Los amantes de Hiroshima” (2014), donde se vio obligado a resolver el caso de la aparición de dos cadáveres abrazados y envueltos en una mortaja de flores, donde el exceso de pistas enturbiaba la investigación.

Además de las aventuras del inspector Salgado, Hill ha escrito una serie de novelas que se alejan de los andamios del policial, pero no se desprenden del tono social de los arrabales de una Barcelona de épocas pasadas. Así, “Tigres de cristal” (2018) regresaba al barrio, a las calles de Ciudad satélite, al suburbio de Cornellá, urbanización de los años sesenta del siglo pasado habitada por inmigrantes andaluces y extremeños que habían ido a Cataluña como mano de obra barata para buscar un futuro mejor. En ese espacio y tiempo, años 1978 y 1979, sitúa un crimen cometido por dos chavales de quince años que le sirve para reconstruir el pasado enlazándolo con el presente, y donde aquella sociedad industrial se tiñe de violencia en las calles, las escuelas y en la casa familiar. Un mundo repleto de solidaridad, luchas sociales y huelgas constantes por las mejoras salariales y sociales en las fábricas.

Ahora, con “El oscuro adiós de Teresa Lanza” (2021), Hill se aleja de las barriadas obreras de Cornellá y se adentra en una de las urbanizaciones de la clase acomodada y aburguesada catalana. En este caso será la de Castellverd, una comunidad donde la hipocresía ha echado raíces y en la que desembarcan todos los días las sustitutas de aquellas andaluzas y extremeñas, mujeres inmigrantes venidas de diferentes confines del mundo para trabajar como criadas domésticas, aunque, en realidad, “los ricos no tienen criados, sino ayudantes” (p. 37), nos dirá el autor. En este escenario, una de esas muchachas, una hondureña de nombre Teresa, se había suicidado hacía casi un año. Unos días antes de que se cumpliera el año, la urbanización amaneció plagada de falsas esquelas clavadas en árboles, vallas y colgadas en cinco casas específicamente. Los carteles preguntaban “¿Quién mató a Teresa Lanza?”. Y ese supuesto crimen coloca al municipio en todas las televisiones del país.

Esta cuestión sirve para que cinco mujeres de éxito para las que trabajó la fallecida repasen los acontecimientos de esa época. Esto va a suponer una recreación de dos visiones de una misma realidad y una muestra de que esas vidas casi perfectas en sus familias y trabajos son la superficie que envuelve secretos, infidelidades, negocios no muy limpios escondidos bajo las apariencias de sus mansiones, que ocultan irregularidades y problemas serios. En esos momentos aflorará el temor a que sus secretos se hagan públicos. Solo tres personas en la urbanización conocen algo de las razones por las que Teresa ya no se encuentra en el mundo de los vivos: el padre Rodrigo, un sacerdote que proporciona vivienda y educación a los inmigrantes para que vivan honradamente; su antigua compañera de piso, Deisy, y el joven Jimmy Nelson, una suerte de chico para todo: “Cortaflores, el matón de barrio, el niño soldado, el falso nieto, el preferido del padre Rodrigo” (p. 274). La inmigración y el suicidio son los temas centrales sobre los que pivota la novela, bajo un ambiente asfixiante de una urbanización cerrada en sí misma.

Cubierta del libro

El oscuro adiós de Teresa Lanza

Toni Hill 

Grijalbo, 457 páginas, 18,90 euros

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