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Vuelven los festivales

Las grandes citas estivales españolas recobran el pulso tras un año casi en blanco

El tenor Javier Camarena, en Oviedo. | Luisma Murias

El pasado verano fue, también para los festivales de música, uno de los más duros de su larga historia. La música clásica, la lírica y la danza, tienen en estos meses un escaparate impresionante a través de proyectos singulares, muy consolidados desde hace décadas, y el frenazo fue casi total hace doce meses. Por toda Europa, la temporada veraniega supone un trajín de artistas y de público a lo largo del continente, encontrando en Bayreuth, Salzburgo o Lucerna alguno de los grandes hitos del sector. De ahí que, sin una movilidad relativamente normalizada, sea muy complicado que las citas salgan adelante porque más de la mitad de su público es global.

En España la actividad estuvo bajo mínimos, pero se mantuvo y ahora se retoma con fuerza. Será, como es tradición, el de Granada el primero en empezar y ya está en plena actividad con una extensa programación con un protagonista claro: el maestro finlandés Klaus Mäkelä, que dirigirá la Mahler Chamber Orchestra, la de París y la Ciudad de Granada. Un verdadero reto para una de las batutas más interesantes de la actualidad. Intensa, como siempre, la actividad camerística y de música antigua en la que destaca la presencia de Forma Antiqva, que tiene parada en varios de los ciclos en julio y agosto. Y también la danza será de relieve, imprescindible a través de grandes compañías y estrellas.

De la mano irán, en el mes de agosto, las dos grandes citas de la cornisa cantábrica, el Festival de Santander y la Quincena Musical de San Sebastián. Comparten orquestas como la Filarmónica de Luxemburgo o la del Festival de Budapest. En Santander, también estará la Nacional de España, con su titular David Afkham al frente, o la Real Filharmonia de Galicia, dirigida por Paul Daniels y el trompetista Pacho Flores, que siempre es garantía de virtuosismo y espectáculo. En la Quincena de San Sebastián solistas como Sokolov, Uchida y Mutter –también compartidos con Santander– compartirán cartel con las sinfónicas de Galicia, la de Euskadi o el Orfeón Donostiarra. Además, San Sebastián mantiene con presencia importante sus ciclos de cámara y música antigua, consolidados como otros dos ejes del festival, de manera paralela a la programación sinfónica.

En Perelada, la lírica y las grandes voces marcan la pauta a través de cantantes como Javier Camarena, Benjamin Bernheim, Lise Davidsen o una “Tosca” en versión concierto que promete con tres grandes estrellas: Sondra Radvanovsky, Jonas Kaufmann y Carlos Álvarez. Un “Orlando” de Haendel o Les Arts Florissants, con William Christie, son otras propuestas de interés. Al verano se une esta vez el Festival de Canarias y luego tendremos también citas temáticas, más de pequeño formato, en Lugo, Jaén, Segovia o Pamplona, entre otras localidades. Y ¿qué tenemos en Asturias en verano? Aquí acabamos muy rápido: nada. Asturias, salvo con alguna propuesta para el consumo local, no ha sido capaz de ahormar un festival generador de turismo cultural. El apagón es curioso y demuestra en su crudeza la falta de peso institucional para entender la enorme capacidad para generar flujos de turismo de los festivales de música clásica, y más aún de un territorio que debiera tener en la cultura uno de sus principales alicientes.

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