En tiempos de polarización y extremismos, Alejandro Amenábar llega a la televisión con una historia amable, 'La Fortuna' (Movistar+), su primera serie, un relato épico de aventuras y de lucha contemporánea entre piratas y funcionarios amantes del patrimonio nacional que defiende que los polos opuestos pueden encontrarse.

Amenábar (Santiago de Chile, 1972) presenta esta historia que se inspira en el cómic 'El tesoro del Cisne Negro' (que a su vez se inspira en el "caso Odyssey") y que llega después de que su anterior obra, la película 'Mientras dure la guerra', levantara más de una ampolla en un país en el que la cultura todavía sigue siendo vista con las gafas de las ideologías políticas.

En una charla con Efe, el ganador de nueve premios Goya y un Óscar habla sobre la denostación de la cultura y el ataque a los cineastas, que ha vivido en su propia piel por sus opiniones e, incluso, por su condición sexual.

Pregunta: ¿Qué encontró en este cómic para llevarlo a la pantalla?

Respuesta: Conozco a Paco Roca desde hace varios años, lo admiro muchísimo y tenía muchas ganas de adaptar algo suyo. En cuanto leí el comic sentí que tenía todos los ingredientes. Por un lado tenía ese mundo de Paco Roca basado en lo cotidiano, con un poco de humor, y esa reivindicación de la aventura. Esto que ya tenía ganas de hacerlo antes de la pandemia, cuando estalló se convirtió casi en una razón de ser. Una evocación de la aventura y de las ganas de pasar un buen rato.

En la presentación de la serie en el Festival de San Sebastián decía que en "La Fortuna" se puede ver un sentido patriótico "en el buen sentido". ¿Cómo es el patriotismo malo?

La idea de patria per se y la defensa de lo nuestro en separación de lo de los demás, la exaltación, todo eso no lo comparto demasiado. Quizás porque por un lado tengo apellido netamente vasco, Amenábar, de Azpeitia, soy nacido en Santiago de Chile y criado en Madrid. O sea que estoy bastante mezclado por todos los lados. A veces tenemos conflicto con nuestra identidad, con nosotros mismos. Y esta historia en la que unos funcionarios asumen una decisión correcta como es defender el patrimonio entendido como cultura y en la que todo le sale bien para mí es una defensa, en el buen sentido, de lo patriótico.

¿También cree que, como dice el ministro de Cultura en la serie, "la cultura es nuestro petróleo"?

Sí, y en el caso concreto de esta serie pienso que Álvaro Mel (el protagonista) es nuestro petróleo porque se me ocurren pocos o prácticamente ningún actor que tan joven hubiera marcado un arco de personaje tan interesante, defendiéndolo en inglés, castellano y hasta en coreano. Luego es verdad que la cultura nos define y sí comparto esa frase del ministro.

¿Y por qué en España sigue estando tan denostada?

Pues porque creo yo, y esto es una tesis peregrina que he tenido que desarrollar a raíz de este proyecto, que por ejemplo cuando se habla de los logros del deporte no entran en consideración otras cuestiones. A la gente de la cultura nos corresponde comentar, e incluso cuestionar, la sociedad en la que vivimos y eso a veces entra en confrontación directa con las ideas de otros y a veces la cultura, o ciertas obras, se ven en el ojo del huracán. Yo lo viví un poco con "Mientras dure la guerra", que me expresé como ciudadano y de pronto encontrabas que se comentaban cosas que no tenían que ver con el arte de la obra sino con las distintas implicaciones políticas.

¿A veces los más patriotas siguen siendo quienes denostan el cine español, la cultura?

Eso evidentemente aún existe. Yo he salido hace poco por la calle, ahora que se habla de que la homofobia solo está en la mente de la izquierda, he salido a la calle y me han llamado maricón y comunista. El tirar piedras hacia nosotros mismos es un deporte nacional. Pero, por un lado, hay que convivir con eso y, por otro, gracias a la universalización de los medios, está la posibilidad de llegar a más fronteras y está demostrado que productos nacionales pueden tener mucho éxito en otros países.

¿Qué valores diría que destaca "La Fortuna"?

Habla de valores que en principio pueden parecer muy románticos como la justicia, la honestidad, la humildad, que yo reivindico como algo posible y factible para nuestra sociedad. Por eso digo que la serie apela a lo mejor que hay en nosotros.

En la serie también se ve, con la relación de Lucía (Ana Polvorosa) y Álex (Álvaro Mel), que los polos opuestos se pueden encontrar, hasta en España...

Yo apuesto por la convivencia y apuesto por la mezcla de ideas. Dos personajes con ideas políticas distintas que se enamoran es algo que hemos vivido todos y que lo podemos ver incluso en el mundo de la política, así que frente a políticos que se pasan el día tirando piedras al de enfrente, creo que está bien que desde algunos sectores de la sociedad reivindiquemos la convivencia.