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¿Sueñan los androides con jubilados en El Coto?

“Lupe” es una máquina novelística muy bien ensamblada que baña con humor el miedo profundo que despierta la inteligencia artificial

Cultura - Libros

Desde que los ordenadores aprendieron a aprender por su cuenta, estamos a la espera de que, de un día para otro, llegue la singularidad tecnológica, la máquina adquiera conciencia de sí misma y tome el mando universal del mundo digital, como pasó aquel 19 de abril de 2011, cuando la computadora Skynet decidió –dentro de la ficción de las sagas de “Terminator”– que los humanos quedábamos despedidos. “Lupe”, la sexta novela de David Barreiro (Gijón, 1977), editada por el sello asturiano Pez de Plata, explota también el miedo a que esas herramientas de silicio cojan la sartén por el mango y nos den con ella hasta desnucarnos. Sí, ésta es una novela coprotagonizada y titulada con el nombre de un esbelto robot cuya belleza y sofisticación no dejan de inspirar temor desde las primeras líneas.

Barreiro parte, como hiciera Ian McEwan en “Máquinas como nosotros” (2019), de la llegada de un perfeccionadísimo androide a la vida de su protagonista, de nombre David, un octogenario profesor de literatura jubilado. Su hijo, Ulises, le envía la máquina desde China, donde trabaja como ingeniero, para que se haga cargo de sus cuidados. Es el último modelo disponible. El Ferrari de los robots.

Como en la obra de McEwan, la llegada del humanoide es también una excusa para explorar, por contraste con el obrar de la máquina, la deriva de los comportamientos humanos y las debilidades de su irracionalidad. En este caso, Barreiro nos invita a pasearnos por el tramo final de la vida de un viudo que arrastra su preceptiva carga de fracasos, en pleno luto por su mujer, con la que compartió una vida apacible entre muchos libros y botellas de vino, una larga sobremesa existencial de intelectualillos que toreaban siempre de salón –mucho predicar y poco dar trigo–, pero que les resultaba, no obstante, bastante plena; “salvo algunas cosas”, que diría Rajoy. (El lector habrá de descubrirlas y ése es uno de los momentos más emocionantes de esta novela de Barreiro.)

“Lupe” tiene un argumento, el del choque de civilizaciones hombre-máquina, relativamente común ya. Pero la virtud de Barreiro es saber aterrizarlo en una ciencia-ficción que ya casi está aquí o se la espera para mañana mismo, al estilo de la serie “Black mirror”, por ejemplo. Al colocar la distopía tan cerca, al vestirla como nosotros vestimos ya, el escalofrío se incrementa notablemente. Barreiro sitúa la acción, además, en el barrio gijonés de El Coto, un entorno lleno de ancianos dependientes y solitarios cuya vida va saliendo adelante gracias a los UDAI, acrónimo de “Unidades de Acompañamiento Inteligente”, robots paseadores que suministra la sanidad pública española (quién nos lo iba a decir). Aunque a lo largo de la novela se mantiene siempre como ruido de fondo la amenaza que supone la robot “Lupe”, Barreiro lo tiñe todo con una dosis justa de fino sentido del humor y explora con ternura el pasado del protagonista y su presente, cuyo principal divertimento es una pandilla de amigos con los que juega al Monopoly.

Barreiro lo cuenta todo sin dárselas de tecnofuturólogo, sin dar la vara, anteponiendo siempre la fluidez de la lectura a las exhibiciones estilísticas. Tiene esa humildad y seguridad del que sabe escribir muy bien sin estar buscando, en cada línea, que se le note. En este sentido, la novela “Lupe”, como el robot que la protagoniza, está perfectamente ensamblada y nada tiene que envidiar –más bien al contrario– a la mencionada “Máquinas como nosotros” de un maestro tan reconocido como McEwan.

Lupe

David Barreiro 

Pez de Plata, 176 páginas, 17,90 euros

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