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Yasmina Khadra se despide de ustedes

“La sal de todos los olvidos” lleva a la Argelia de la independencia primera al golpe contra Ben Bella

Mohamet Moulessehoul (Kenadsa, Argelia, 1955) fue comandante del ejército argelino y participó en la guerra civil contra el integrismo islámico. Moulessehoul publicó seis novelas, pero le creaba tensiones, censuras y autocensuras, cuestión que reflejó en “El escritor” (2001). De ahí que decidió que el escritor y militar muriesen para la literatura y naciera Yasmina Khadra en 1989. El salto a la fama le vino con “Morituri” (1997), que se convirtió en la primera entrega de la saga del veterano comisario Brahim Llob,―Corazón puro, en árabe, un héroe del policial argelino que también combatía contra el integrismo radical en una sociedad a la deriva. Luego vendrían “Doble blanco” y “El otoño de las quimeras”, que completarían la denominada “Trilogía de Argel”, editada actualmente en un solo volumen. Khadra es hoy el escritor árabe más leído en el mundo y el escritor en lengua francesa más traducido del planeta. Esto le ha valido que le nombrasen Caballero de la Legión de Honor, amén de muchos premios literarios en su currículo.

Ahora, nos ha entregado “La sal de todos los olvidos”, la que dice será su despedida como novelista. En ella, el protagonista, Adem Nait-Gacem, es abandonado por su mujer y su corazón destrozado le impulsa a dejar su profesión de maestro y vagar por Argelia. «No reniego de mis responsabilidades, renuncio a ellas», dice al enfrentarse al naufragio. El marco de esta historia será el primer periodo de la independencia de Argelia, hasta el 19 de junio de 1965, con el golpe de estado que depone a Ben Bella. De ahí que uno de los personajes le diga a Adem: «Argelia está caminado por su propio pie y usted ha decidido pararse» (p. 64). Esta odisea de Adem es lo opuesto al descenso de la montaña del Zaratustra de Frederick Nietzsche, pues el personaje nietzscheriano viene a explicar un nuevo evangelio, pero Adem huye de cualquier convicción: «Del Verbo nació la Fe, y la Fe vuelve sordo a quien no sabe escuchar a la razón. Lo que procede de la convicción más inquebrantable no es siempre toda la Verdad» (p. 64).

A partir de ahí se encontrará con una serie de personajes en el camino y las circunstancias que vivirá con ellos le destrozarán un poco más. El primer destino será la ciudad de Blida, donde conoció a su ex, y a partir del primer día de estancia terminará borracho y apaleado dentro de un contenedor. Luego, por los caminos argelinos, se encontrará a un ciego que canta y presagia el futuro, un tendero, un anciano que fue boxeador, un gigante barrigudo, comisarios políticos que vigilan las esencias de la revolución, un granjero y su mujer, un director de centro educativo que lee con devoción a Nicolái Gógol y a Alexander Pushkin y considera “Las almas muertas” la mejor novela de la literatura mundial y conocerá también a trabajadores en una faraónica obra en la que encontrará al señor López, un topógrafo nacido en Asturias. Otro de los personajes con los que se encuentra es el enano Mika, capaz de comprender el mundo mejor que los grandes dirigentes, sumado a su coraje ante la adversidad. Mika es como uno de aquellos enanos de las cortes del Siglo de Oro que reflejó Diego Velázquez en sus lienzos: displicentes y consejeros de gobernantes.

De todas las vivencias, Adem va aprendiendo algo y lo hace con el lenguaje de los arrabales: «Actualicé mi lenguaje en los bajos fondos. En ese tipo de sitios la forma de hablar es más autentica, más precisa, sin florituras y mejor adaptada a nuestra época. Describe el mundo como es realmente: grosero, traicionero, brutal y obsceno» (p.93). La Argelia que nos pinta Khadra es la del fin de la guerra de independencia, donde la violencia pasa de centrifuga a centrípeta, para alcanzar a todas las capas sociales existentes en aquellos primeros años, donde la revolución se convirtió en corrupción y ansia de poder. Es, pues, una Argelia ahogada en su propia agua y fracturada, donde los sacrificios de la gente humilde no se vieron reflejados en las capas dirigentes.

La sal de todos los olvidos

Yasmina Khadra. 

Alianza editorial

280 páginas

18 euros

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