La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bloc de notas

Lección de supervivencia en tiempos oscuros

El nonagenario H. M. Enzensberger despacha con un puñado de cautivadoras anécdotas sus años de iniciación de la vida

Lección de supervivencia en tiempos oscuros

Los recuerdos son frágiles, deben ordenarse con cuidado. Flaquean, hay que desconfiar de ellos, escribe Hans Magnus Enzensberger (Baviera, 1929). La memoria también miente. Miras hacia atrás y ves cosas que jamás sucedieron. En realidad, sabes poco sobre ti mismo. La sospecha planea sobre la propia vida, según cuenta el nonagenario autor alemán. Con demasiada frecuencia, los recuerdos se basan en leyendas familiares que, al repetirlas una y otra vez, se solidifican y acaban considerándose fatalmente verdaderas. El principio de este recordatorio de infancia y juventud, reunido en forma de breves flashbacks en “Un puñado de anécdotas”, está sembrado de duda. Enzensberger cita a la poeta Anna Ajmátova, que decía que cualquier intento de escribir recuerdos coherentes caería en la falsificación. El precioso libro poblado de ilustraciones que ahora publica Anagrama iba a ser originalmente un texto destinado a una edición de 99 ejemplares, para familiares y amigos. Afortunadamente, Suhrkamp Verlag lo hizo accesible a un mayor número de lectores; HME se muestra tan lúcido como siempre en esta reseña sobre los años de formación de su vida.

Mientras que otros escritores creen que tienen que cimentar su prestigio en hormigón, Enzensberger se contenta con reunir un puñado de anécdotas, en miniaturas de una o dos páginas. En ellas utiliza la tercera persona, se refiere a M, que crece como el mayor de cuatro hermanos, muy protegido y dotado de una punzante curiosidad por este mundo desde temprana edad. Mirando a través de la ventana de su habitación en Núremberg se pregunta qué hace el “vecino gordo”, en el jardín de su residencia de piedra arenisca, al otro lado del parque. Enzensberger es el niño que descubre lo que otros tratan de ocultarle. El hombre gordo de cogote grueso que aparentemente se entretiene con las mujeres como si fueran sus putas, era el nazi Julius Streitcher, editor del libelo antisemita “Der Stürmer”. También había publicado un libro infantil acerca de las increíbles narices judías. El Gauleiter Streitcher fue ahorcado después de la guerra, escribe el autor de “Un puñado de anécdotas”, haciendo gala de un laconismo que envuelve cada uno de los fragmentos narrados de su iniciación de la vida.

Mirando hacia atrás, Enzensberger se ensimisma con su propia suerte. Cuando las SS reclutan en la escuela, se esconde en silencio. Décadas después siente lástima por Günter Grass, que decidió unirse. El padre y la educación tranquila juegan un papel decisivo en su deserción del nazismo. M. es el mayor de los hijos, Christian y Martin vienen más tarde, uno tras otro, y en 1944 llega Ulrich. La cronología del flujo narrativo se interrumpe repetidamente cuando se trata de personas de la familia. Martin muere temprano, es el “rebelde silencioso” que alcanza el éxito como tipógrafo y artista gráfico. Y Christian, que abraza la poesía, fallece en 2009. Hay tías y tíos favoritos, como Theres, Fred, Richard, el médico. O los abuelos, unidos por un matrimonio de larga duración de 71 años y seis hijos.

Hans Magnus Enzensberger

Sus destinos son a veces horribles. M. no es un joven “normal” que se deje engañar por aquel ambiente envenenado de camaradería de las juventudes hitlerianas. Luego, tras la guerra, disfruta de la libertad, del breve interregno sin reglas o gobierno. Rápidamente encuentra su camino, se camufla con los ocupantes en el proceloso mundo del mercado negro. Primero con los estadounidenses, a los que roba si es posible; luego con los británicos, procurando relojes de cuco originales para la guarnición. No es solo lucro, hay una especie de acto de revancha. De los recuerdos de Enzensberger surgen hipótesis interesantes. No piensa, por ejemplo, que las consecuencias de la guerra sean tan malas para los niños. No hay escuela, están abolidas las normas. En las noches de bombardeo observa de primera mano la miseria, el miedo de los adultos que todavía conservan los uniformes de las SS. En el refugio antiaéreo, las autoridades son las primeras en derrumbarse. Ronda la embriaguez del saqueo. La guerra puede, como diría Jünger, despertar “energías extrañas”. Su juicio sobre la escuela en general y los maestros en particular es extremadamente implacable, tanto durante la era nazi como más tarde.

Los primeros años de la década de los 50 transcurren volando. Educación y viajes en autostop. Su primer amor verdadero se llama Natascha. Visita Londres, aprende las reglas no escritas del estilo de vida inglés que lamenta perderse, hace amigos y llega a París con una beca de seis meses. El doctorado. El libro termina con una conclusión sucinta y modesta sobre la educación sentimental de M.: “Por lo demás, no pasó mucho en sus años de juventud”. “Un puñado de anécdotas” se convierte en una cautivadora lección de cómo sobrevivir en tiempos oscuros.

Un puñado de anécdotas

Opus incertum

Hans Magnus Enzensberger. Traducción Eva García Pinos. Anagrama, 2021, 240 páginas

Compartir el artículo

stats