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Música

Balance de la ópera de Oviedo: un año más entre grandes dificultades

El empeño está por encima de todo

Ermonela Jaho, soprano, en el Campoamor. LUISMA MURIAS

Aunque la apariencia pueda hacer creer lo contrario, hace tiempo que no corren buenos tiempos para la lírica en Oviedo. Desde hace una década la actividad lírica en general está viviendo una suave pero implacable contracción que, si se analiza con perspectiva, da vértigo. Es muy sutil, pero observando la entidad de los proyectos se observa a la perfección. Las causas son varias, pero la principal es la merma continua de recursos a la que, en estos dos últimos ejercicios, se ha sumado la pandemia del Covid-19, que ha generado mayor inestabilidad.

Tampoco ayudaron decisiones dentro de la propia fundación que gestiona la temporada de ópera que han sido dañinas desde el punto de vista económico y reputacional -el manejo de la situación de la agrupación coral ha sido poco afortunado y, sentencia condenatoria tras sentencia parece que, al fin, puede estar en vías de solución a través de una negociación con la administración y el pago de la sanción correspondiente-.

Sin embargo, la entidad ha vuelto a demostrar, un año más, que su empeño en sacar adelante la temporada está por encima de todo. Ha sabido sobreponerse a los recortes, a los aforos restrictivos y a tantas penalidades que afectan y lastran los espectáculos en vivo. Lo han hecho desde la dignidad artística, con un buen nivel medio, en el que queda atrás algún patinazo -sobre todo en el ámbito escénico- que tampoco tuvo mayor trascendencia y se cierra por todo lo alto con las espectaculares funciones de “Adriana Lecouvreur”. Esa lucha por parte de la Ópera de Oviedo es más que loable y reafirma su voluntad de servicio público. A las puertas de un aniversario rotundo, es muy esperanzador la demostración que hace de resistencia y de capacidad para resolver obstáculos.

Hace tiempo que no corren buenos tiempos para la lírica en Oviedo; desde hace una década la actividad lírica en general está viviendo una suave pero implacable contracción

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Pero no por ello desaparecen los problemas derivados de la infrafinanciación pública. De cara al próximo ejercicio tanto el Ayuntamiento de Oviedo como el Gobierno del Principado anuncian un incremento puntual de su ayuda. Es una buena noticia, si bien no resuelve las carencias estructurales. Oviedo y Asturias han de decidir si quieren una temporada de ópera que milite en la primera división de la lírica o, directamente, pasamos a segunda o segunda B. Esto sería muy grave porque, la temporada genera un valor añadido económico que se basa en la excelencia de sus propuestas y, si estas se debilitan, de manera automática también se esfuman el turismo cultural y la capacidad de generar un impacto positivo exterior desde la región en el ámbito cultural.

Oviedo y Asturias han de decidir si quieren una temporada de ópera que milite en la primera división de la lírica o, directamente, pasamos a segunda o segunda B

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A veces, se tiene la sensación de que en Asturias lo excelente molesta y hay un afán de igualar hacia la mediocridad, algo muy propio de sociedades en procesos de plena decadencia. Si una de las pocas actividades culturales de primer rango que tiene Asturias y que se asienta en la lírica y en la música patrimonial, se viene abajo, la región caerá en una irrelevancia cultural severa.

La fuerza del Principado está, musicalmente hablando, en una oferta global de enorme potencia. Las instituciones públicas no han sido capaces hasta la fecha de mostrar esa fortaleza como un activo de cara al exterior. Aquí ofrecemos, a bombo y platillo, naturaleza y es estupendo y justo, ¿para cuándo vendemos cultura con el mismo convencimiento? La temporada de ópera de Oviedo es una seña de identidad cultural de la ciudad. Un año más ha dado una lección de cómo seguir adelante. Las instituciones deben de ser conscientes de que no se puede vivir siempre al borde del abismo porque esto significa que no se puede crecer ni planificar con el sosiego necesario. Los próximos años serán cruciales y marcarán el futuro para las próximas décadas.

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