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ARTE

La pintura siempre vuelve

Teresa Gancedo, en Espacio Líquido de Gijón

"Ángel y flores".

“Símbolos y realidades” es el título de la muestra que Teresa Gancedo presenta en la galería Espacio Líquido de Gijón. Reúne una excelente selección de pinturas en un proyecto conjunto con la galería Ármaga de León, espacio que viene representando a la artista desde 1999. Tras la importante retrospectiva que el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León dedicó a su trayectoria en 2018, tenemos la ocasión única de contemplar algunas de sus obras más representativas de estos últimos años, reflejo del bagaje y del nivel plástico conseguido a lo largo del tiempo de una de las creadoras más importantes del panorama artístico nacional.

En 1980, Teresa Gancedo fue seleccionada por la historiadora y comisaria de arte Margit Rowell para la exposición “New Images from Spain”, en el Museo Guggenheim de Nueva York, junto a una generación de artistas de la talla de Carmen Calvo, Sergi Aguilar, Miquel Barceló y Guillermo Pérez Villalta, entre otros. Sus propuestas, de personal calidad, impresionaron y su trabajo continuó evolucionando hasta llegar a un sorprendente estado de plenitud que ahora podemos disfrutar.

Acercarse a Espacio Líquido y contemplar estas piezas es un placer y un estímulo. Cada cuadro es un mundo, un microcosmos en el que las técnicas pictóricas tradicionales conviven con ensamblajes y “collages”, y el eclecticismo de la figuración y los símbolos se mezclan con absoluta naturalidad. Resulta imposible no sucumbir al poder mágico que desprenden y que ejercen sobre quien las contempla. Son pinturas sugerentes no solo desde un punto de vista estético, también lo son por el carácter enigmático y misterioso que contienen.

"Semilla".

"Semilla".

Entre las obras de mayor formato destacan “Mujer libélula” y “Ángel y flores”; poseen similar tratamiento técnico y compositivo: los materiales, los colores, las texturas, los grafismos y la iconografía se integran en un orden perfecto a partir de la disposición en torno a ejes de simetría formados por representaciones figurativas que dan título a cada obra. Es en estas piezas donde mejor se advierte el tratamiento singular de los fondos, uno de los aspectos característicos en sus trabajos, realizados mediante manchas estratigráficas, de raíz simbolista, a base de veladuras y efectos visuales que sugieren algún sustrato germinador desde el que emergen infinidad de motivos vegetales, tallos, hojas y flores que se engarzan con otras formas, más abstractas, delicadas filigranas ornamentales que también hablan de la fertilidad.

Estamos ante pinturas que condensan muchas experiencias y sabidurías, proponiéndonos atmósferas cautivadoras, paisajes estelares o paraísos perdidos, en los que se adivinan sus preocupaciones y sensibilidades, haciéndonos partícipes de ellas. En el excelente texto de presentación de la retrospectiva “Todo es pintura” en el MUSAC de León, Manuel Olveira analiza temas intrínsecos a su quehacer creativo, aspectos etnográficos y antropológicos presentes en sus trabajos que aúna con otros de índole espiritual, ligados al cristianismo y a otros cultos ancestrales. Cada obra de Teresa Gancedo se manifiesta con la misma fuerza y trascendencia que poseen las pinturas rupestres de la prehistoria; son instrumentos propiciatorios, necesarios para la supervivencia. La idea de la artista como médium, como intermediaria entre esta realidad y otras realidades, está latente.

"Objeto".

"Objeto".

En obras como “Semilla”, el sincretismo estético se muestra a través de la fusión de pigmentos y procedimientos técnicos. La materia prima como simiente fecundante lo impregna todo de un lirismo sorprendente. “La pintura siempre vuelve, siempre vuelve, siempre vuelve”, afirmará la artista, subrayando la importancia que esta disciplina tiene en su vida; es vía de comunicación intelectual y emocional, pero también espiritual. En esta obra los círculos, como símbolos universales, son portadores de representaciones que remiten a la religión desde un elaborado apropiacionismo iconográfico –en concreto una de las Vírgenes de Rafael Sanzio–, distanciándose de su sentido original para convertirse en vía de acceso a lo trascendente. Sus obras poseen la fuerza de un tótem, situándolas entre el aura protectora de un amuleto y el exvoto necesario para la sanación. Este sentido propiciatorio se ve potenciado en los “Objetos”, piezas de madera, alargadas y cóncavas, profusamente decoradas, que ejercen una singular atracción, como receptáculos de pensamientos y emociones.

Nada más apropiado que terminar con las palabras de esta creadora universal: “Creo que mi trabajo actual se podría definir como un tremendo esfuerzo por asir la realidad, digo asir, es decir, asumirla, interiorizarla, pasarla por el tamiz de mis experiencias, recuerdos, parte inconsciente de mi ser. Y mostrarla luego con todos esos extraños hallazgos que surgen de la fusión de las dos realidades, la externa dada y la interna sentida”.

Símbolos y realidades

Teresa Gancedo

Galería Espacio Líquido, calle Jacobo Olañeta, 5, Gijón. Hasta el 6 de junio.

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