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La república perdida

Jesús Movellán recuerda a la coalición ARDE, institucionistas engullidos por la Transición

Dejando ahora a un lado la cuestión de si España estaba llamada a ser antes o después una democracia, como la establecida primero en las sociedades más avanzadas, la realidad es que la democracia fue adoptada en nuestro país gracias, entre otros factores que la propiciaron, a la perseverancia puesta en ello por muchos españoles, aún a pesar de no tener con frecuencia más que una idea vaga de su significado y de las dificultades de todo tipo con que se toparon. La historia de nuestra democracia previa a su instalación definitiva en 1978 es un trayecto con avances, paradas y retrocesos, intentos fallidos muy sonados y episodios frustrantes, por lo general pasajeros. El hito culminante de ese accidentado periplo exploratorio fue la II República. Empezó siendo la concreción perfecta del ideal democrático y concluyó su breve recorrido derrotada y destruida.

Sus principales promotores no cejaron en el empeño y tras la guerra civil, sin perder tiempo, se reorganizaron pronto en el exilio. En 1960 tuvo lugar el congreso de la fundación de Acción Republicana Democrática Española, que aspiraba a reunir el republicanismo histórico bajo la inspiración del espíritu azañista. Resultado de la fusión de varios partidos republicanos supervivientes, ARDE pretendía encarnar la cultura política que había emanado de la Institución Libre de Enseñanza, liberal y democrática, y que estuvo representada en las primeras décadas del siglo pasado el Partido Reformista de Melquiades Alvarez. Aunque nunca renunció al sueño de restablecer el régimen vencido por el ejército franquista, se declaró accidentalista en la forma de Estado hasta 1969, cuando vio en la designación de Juan Carlos como sucesor una maniobra para instaurar una monarquía que diera continuidad al régimen autoritario. ARDE reaccionó a la decisión de Franco abogando abiertamente por una república refrendada por los españoles.

Pero el dilema entre monarquía y república se resolvió en la Transición sin apelar al voto de los españoles. El rey Juan Carlos impulsó el cambio político a condición de que el resultado fuera una democracia coronada. El PSOE y el PCE, partidos de historia e identidad inequívocamente republicanas, aceptaron la monarquía siempre que se combinara con una democracia similar a las europeas. La disyuntiva planteada en la Transición no consistió en decidir sobre la forma de Estado, sino en elegir entre democracia y dictadura. Y el consenso alcanzado entre los partidos mayores de la derecha y de la izquierda acoplaba la monarquía y la democracia en un tándem muy compacto. Tanto que la república no tuvo ninguna posibilidad. La celebración de un referéndum quedó descartada y ARDE no fue legalizado a tiempo para participar en las elecciones del 15 de junio de 1977. Sus dirigentes rechazaron la petición que les hizo el gobierno de Suárez de eliminar el adjetivo “republicana” de su denominación y Martín Villa les cerró la puerta del Registro de partidos en el Ministerio del Interior.

Los herederos de la tradición republicana, quizá la más auténticamente democrática de la historia precedente de nuestro país, se vieron así apartados del acto inaugural de la democracia después de permanecer décadas en el exilio. Para los republicanos, la Transición supuso una segunda derrota y encierra una cruel ironía. “Los últimos de la Tricolor”, libro de Jesús Movellán, historiador santanderino, tiene el inestimable valor de desmenuzar el discurso político de los republicanos durante la fase final del franquismo y el proceso democratizador, sus fuentes históricas, la diferencia entre la República y la república, la definición de los conceptos “pueblo”, “nación” y “estado”, y su idea de la democracia. No solo hace justicia y homenajea a los republicanos solitarios de ARDE, engullidos por el torrente histórico de la Transición, sino que recupera un trozo esencial de la cultura democrática que costosamente ha ido sedimentando en España, con todas las limitaciones que se quiera.

Los últimos de la Tricolor

Jesús Movellán Haro

Universidad de Cantabria, 2021 

340 páginas

25 euros

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