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Steven Paul Whitsitt: "Nadie se merece lo que vivió Michael Jackson, la fama fue un peso muy grande para él"

El que fuera fotógrafo personal del ‘rey del pop’ descansa en Mallorca. «Sus fans tendrían que apoyar los valores que defendió, es decir, luchar contra el racismo y a favor del planeta», señala el autor de imágenes icónicas

Steven Paul Whitsitt, en el Museu del Fang de sa Cabaneta, en Marratxí. / LAURA ROSSELLÓ

"La fama fue un peso muy grande para Michael Jackson. Nadie tendría que pasar por lo que él pasó. Cualquier persona se merece un espacio de libertad, poder salir, ir a comprar con sus hijos y todo eso. Michael no podía hacerlo. Aunque seamos muy admiradores de un músico no necesitamos saber de qué ha desayunado ni molestarlo por la calle a todas horas", espeta el que fuera fotógrafo personal del ‘rey del pop’ a mediados de los años 90, Steven Paul Whitsitt (Port Huron, Michigan; 1960), quien disfruta de unos días de vacaciones en Mallorca.

"La magia del revelado en el cuarto oscuro", que descubrió a través de su padre, Paul Arthur Whitsitt, fotógrafo aficionado, despertó en el joven Steven Paul la pasión por este arte, que se multiplicaría durante el servicio militar. "Estuve cinco años en el ejército y necesitaba algo más aparte de beber todo el día. Así fue cómo cogí la cámara y supe que me gustaba de verdad», recuerda durante un encuentro con este diario en el Museu del Fang, en sa Cabaneta (Marratxí). Tras su baja militar, decidió hacerse "un regalo" a sí mismo, "por haber sobrevivido a todo aquello", y preguntándose "qué lugar del mundo me intimida más», se fue a África, aterrizando en Kenia, "solo, con una mochila, dos cámaras y 80 carretes. Quería descubrir quién era yo", subraya. 

Aquel viaje, que le abrió las puertas del horror —"en Uganda vi montañas de cuerpos humanos asesinados"—, le "removió el corazón" y le cambió "la cabeza", y también le sirvió para encontrar su camino. "¿Qué voy a hacer el resto de mi vida? Me gusta viajar y los fotógrafos tienen que hacerlo", reflexionó. Así que al volver de África "quise ir a la universidad, tener un título —asistió al Instituto de Fotografía Brooks en Santa Bárbara, California, y se graduó en junio de 1990 con una licenciatura en Ilustración Fotográfica—, estudiar fotografía en una de las mejores escuelas y viajar a Los Ángeles para empezar mi carrera".

"Me fui a Los Ángeles con 100 dólares que tenía ahorrados y al principio estuve durmiendo en el sofá de la casa de un amigo que era músico. Yo quería vivir en el mundo de la música, la música lo era todo para mí", confiesa.

En 1993, trabajando en Los Ángeles como asistente, un colega le llamó por teléfono para decirle que tenía un encargo y no podía hacerlo. "¿Lo puedes cubrir tú", le preguntó. "El trabajo es una pasada pero el fotógrafo con el que trabajarás [era el fotógrafo oficial de Michael Jackson en ese momento, Sam Emerson], no lo es. Y le contesté, ok, genial". 

"Cuando me presenté supe que se trataba del vídeo Black or White y ya el primer día en el estudio, cuando vi pasar por allí a Paul y Linda McCartney, supe que estaba ante algo extraordinario», añade con una sonrisa. 

Whitsitt pronto advirtió el carácter del fotógrafo para el que trabajaba, el tal Emerson, y tuvo que hacer examen de conciencia. "Me humillaba, abusaba de mí, presumía del dinero que ganaba, pero al mismo tiempo aquel trabajo me permitía estar con Michael Jackson, y eso compensaba", reconoce. De este modo permaneció como asistente de aquel fotógrafo durante tres años, por lo que pudo entrar en Neverland —el rancho privado de Michael Jackson— varias veces, acompañarle en su actuación en la Super Bowl del 93, en la entrevista con Oprah y enrolarse en el Dangerous Tour, que le llevó por Brasil, Argenina, Chile y México. "Finalizada aquella gira, un día me llamaron de la oficina de Michael. Tenemos un regalo para ti, ven a buscarlo, me dijeron. Cuando fui me enteré que habían despedido al fotógrafo oficial y, como yo trabajaba para él, pensé que también me despedían a mí, así que fui por toda la oficina despidiéndome, dando las gracias y diciéndoles que estaba muy contento de haber trabajado con ellos. Pensaba que nunca más les volvería a ver. Días después volvió a sonar el teléfono: Steven, ¿estarías interesado en ocupar el puesto de fotógrafo?".

La prueba definitiva

La prueba para lograr el puesto de fotógrafo personal de Michael Jackson consistió en un reportaje con la estrella del pop en la ciudad de Nueva York. "Si le gustas y la química es buena, tendrás el trabajo", le prometieron. "El día antes de la sesión estaba muy nervioso, pero pensé: me hice fotógrafo porque es divertido y quiero asegurarme de que me divierto haciendo esto. Si esto no es divertido, no lo quiero hacer". En un momento dado, en un descanso, Steve se acercó a Michael, y tras agradecerle la oportunidad que le daba, le confesó: "Gracias de nuevo, Michael. Espero que lo estés pasando bien. Cuando estaba en el colegio estuve sentado todo un año con una niña llamada Katrina Thompson, y discutimos sobre quién era el grupo mejor, si los Jackson 5 o los Osmonds. Yo ya estaba de tu parte entonces".

Aquel episodio, que provocó la sonrisa en Michael Jackson, le valió el puesto que anhelaba. "Me convertí en fotógrafo de Michael Jackson de la noche a la mañana", afirma. Cuando acabó el reportaje, Bob Jones, vicepresidente a cargo de la comunicación, le dijo: no sé lo que le habrás contado pero le gustas. Al día siguiente, cuando reveló las fotos, el puesto ya era suyo.

Hombre de palabra, Steven Paul Whitsitt siempre se comportó de modo "honesto» con Michael Jackson. Así se lo prometió y así lo cumplió. "Cuando hablábamos lo hacíamos cara a cara. No fueron muchas veces, se pueden contar con los dedos de las manos las veces que estuvimos los dos solos, siempre había gente alrededor, pero conectamos. Un día, en el estudio, tuvimos una conversación sobre los padres, y ahí conectamos. Él tuvo una relación tumultuosa con su padre, yo también. Parecía que Michael sabía cosas de mí. Él era muy intuitivo con las personas, y también muy empático", subraya.

En otra de aquellas charlas, Steven le propuso ir a un restaurante chino en el que todos los camareros eran drag queens, guapos e interesantes. "Michael, tenemos que ir, le dije. Está genial pero yo no puedo ir allí, por seguridad, me contestó. Yo te admiro, te tengo mucho respeto pero nunca te cambiaría mi trabajo por el tuyo. ¿Por qué?, me interrogó. Porque yo puedo salir de este edificio y nadie sabe quién soy. Veo lo que has de sufrir y pasar. Me haces apreciar lo que tengo mucho más. Le miré a los ojos y vi que él me entendía".

Las fotografías de los rodajes de los vídeos Scream, Childhood y You Are Not Alone, la selección de las imágenes del libreto de Thriller y unas fotos que realizó para la portada del álbum del sencillo Smile, en el que Michael Jackson aparece vestido como Charlie Chaplin, son algunos de sus trabajos más valorados. Unas fotografías que están al alcance de los usuarios de las redes sociales y que en ocasiones le causan algún dolor de cabeza: "Quiero mucho a los fans pero no se puede reproducir sin permiso esas imágenes. Algunos las reproducen, las retocan y encima ponen su nombre. Incluso hay quien me ha dicho que Michael pertenece al mundo y yo no tengo derecho a tener derechos de autor".

Por cierto, a los fans, a los que, insiste, adora, les recuerda: "Si quieren honrar el legado de Michael ellos también tendrían que apoyar los valores en los que él creía, es decir, luchar por los derechos de los inmigrantes, salvar el planeta, luchar contra el racismo, por los transexuales… Michael abrazaba a todo el mundo, les daba la bienvenida a todos".

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