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Ismael Serrano: "Me preocupa quien cree que tiene respuesta para todo y que todo tiene una respuesta fácil"

"Los algoritmos de las plataformas de internet crean comunidades cerradas y hacen muy difícil ofrecer al público música diferente"

Ismael Serrano. Alba Vigaray

La presentación del último álbum de Ismael Serrano, Seremos, "está a medio camino entre el concierto convencional y la obra de teatro", explica el músico que hace un cuarto de siglo llenó estadios con Cuéntame papá. Sus incondicionales le siguen 15 discos después y en Mallorca lo podrán disfrutar el sábado en el Trui Teatre.

¿Qué cantautor tendría que escuchar Giorgia Meloni?

Le recomendaría que prestase atención a Rozalén, que para mí está siendo la punta de lanza de toda una generación de mujeres que están actualizando el género. Le pediría que escuchase a esta cantautora comprometida, con memoria, sensibilidad y un tipo de liderazgo femenino mucho más necesario que el suyo.

25 años después del estreno de Atrapados en azul, ¿en qué estamos atrapados ahora?

En una suerte de precariedad que se ha instalado en nuestras vidas y pareciera que de forma permanente. Los jóvenes son los que más la padecen porque hay una generación de chavales que solo ha conocido la crisis, de una u otra manera. Se tuvieron que comer la de 2008, después vino la pandemia y ahora estamos en otra generada por la guerra y un modelo económico y social que colapsa. En la primera, dijeron que se salía con esfuerzo; luego que seríamos mejores personas tras la covid y ahora afirman que tenemos que volver a apretarnos el cinturón. El problema es que el futuro continúa siendo incierto y no tiene visos de mejorar.

El concierto se estructura como una entrevista en la que sus canciones responden. ¿Qué preguntas le preocupan más?

Creo que las preguntas son en su mayoría legítimas, por lo que no me preocupan. Lo malo son las respuestas cuando no tienen matices, cuando son monolíticas. Me preocupa que haya quienes crean que tienen una respuesta para todo y que todo tiene una respuesta fácil.

Afirman que con Seremos se despoja de sus etiquetas. ¿Usted lo siente así?

No sé si me llego a despojar de mis etiquetas, pero sí hay muchas canciones que se ríen e ironizan con el aspecto circunspecto del cantautor, el que se conoce todas las respuestas. Deconstruyo el concepto de cantautor y le quito la imagen de solemnidad.

¿Ha cambiado mucho a nivel reivindicativo el Ismael Serrano que fue del que es?

Me temo que no, aunque tal vez algunos lo piensan. Siempre hay gente que exige más de ti, que quiere que tus canciones sean más explícitas, que siente como más urgente la propia demanda, que te indica lo que debes hacer. A mí me ocurre algo parecido al dibujo de la chica de Roger Rabbit que dice: "No es que sea mala, es que me han dibujado mal". A mí me han dibujado de esta manera. Cuando en Twitter me meto en según qué charcos, muchas veces me pregunto "¿por qué me lío?", y al final me acabo respondiendo que si lo he hecho así desde que tenía 20 años, por qué voy a dejar de hacerlo ahora con 48.

¿Colaboraciones como Pablo Alborán y otros artistas se deben a su entrada en Sony Music?

No, en absoluto. Las elecciones que he hecho en mi carrera han sido siempre personales, por una cuestión sentimental, emocional. Hay que liberarse de prejuicios y reconocer el talento de artistas que pueden aportar algo nuevo a tu forma de ver la música. En el caso de Alborán, ha enriquecido La primera que despierta, donde se habla de aquellas mujeres que cuidan, que se dedican a cuidar. Con su voz, la canción adquiere otra dimensión y se lo propuse porque lo tenía en mente desde hacía tiempo. Es una persona de una gran sensibilidad.

¿Qué tópicos derriba con su proyecto La canción más triste del mundo?

Trataba de desmontar la mala imagen que tienen a menudo las canciones tristes. Se contradice con lo mucho que recurrimos a ellas en los momentos difíciles. Parece que nos cuesta reconocer nuestra vulnerabilidad, aunque de alguna manera las canciones tristes nos hacen felices. Ayudan a transitar un duelo con la calma que merece y, de hecho, fueron creadas para que ese ritual del duelo fuera más llevadero.

¿Qué le aporta a su sonido su productor habitual, el músico mallorquín Jacob Sureda?

Llevo trabajando con él cerca de 20 años y en los últimos discos estamos juntos en la producción porque me aporta sensibilidad y equilibrio. Me ayuda a aterrizar mis delirios musicales.

Afirma que "cada vez es más difícil proponer algo nuevo y sorprender al oyente". ¿No ve a nadie que haya abierto nuevos caminos en la música?

Lo digo porque los algoritmos de internet sugieren música que tiene similitud con los gustos de quien la escucha, por lo que crea comunidades cerradas con un público muy fiel y es muy difícil ofrecerle algo diferente. De todos modos, sí hay músicos que están abriendo nuevos caminos, como Rosalía o C. Tangana, haciendo cosas muy interesantes dentro del estilo urbano. Ella tiene una mirada muy conceptual, crea un relato en torno a sus canciones y va más allá del single bailable, algo que se echaba en falta en la música actual. Y él ha sido muy inteligente al tender puentes que unen su propuesta con el rock e incluso la canción de autor, como ha hecho con Jorge Drexler.

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