"Adoro las tormentas". Lo afirma, en plena ría de Bilbao, la propia Dolores Redondo, sobre una presencia recurrente en sus novelas, todo un personaje más. Corría enero de 2013 y la escritora donostiarra daba bajo una intensa lluvia sus primeras entrevistas a la prensa en Elizondo, en el corazón del valle navarro del Baztán, presentando ‘El guardián invisible’ y a su también atormentada policía foral Amaia Salazar, protagonista del inicio de una trilogía negra que suma tres millones de lectores. La persiguió la tormenta en el mismo escenario, en 2019, con la precuela ‘La cara norte del corazón’, con un pie en la Nueva Orleans del huracán Katrina. Y, ahora, la hoy tan esperada lluvia no ha faltado a su cita, esta vez en Bilbao, con ‘Esperando al diluvio’ (Destino / Columna), un nuevo ‘noir’, inicio de serie, que transcurre entre las trágicas inundaciones que devastaron la capital vizcaína el 26 de agosto de 1983, dejando 34 muertos, y el no menos húmedo Glasgow de los 80, donde actuó "un asesino en serie mítico, al que la prensa bautizó como John Biblia".

A partir de este criminal real, que aún hoy sigue sin ser identificado ni detenido, enhebra Redondo (San Sebastián, 1969) un hilo de ficción: en la ciudad escocesa, entre 1968 y 1969, "un hombre con cara de niño, bien vestido, educado y de aspecto pulcro", según el testimonio de la hermana de una víctima, violó y mató a al menos tres jóvenes a las que conoció en la discoteca Barrowland. Todas tenían la menstruación en el momento de desaparecer y junto a sus cadáveres había tampones y compresas. "Me intrigó mucho cómo podía saber que las mujeres tenían la menstruación y su fijación por ello y entender las razones que le llevaban a matar, algo que llevó de cabeza a la policía", explica Redondo.

Abuso sexual en la infancia

Para ‘Esperando el diluvio’, que sale con una tirada inicial de 250.000 ejemplares (20.000, en catalán), la autora consultó a un psiquiatra experto en abusos para que la ayudara a hacer un perfil para saber qué pasaba por la mente del asesino. "Lo tuvo clarísimo: John Biblia fue víctima de abusos sexuales. Esto me llevó a cambiar el modo de tratarlo en la novela. No hay justificación, pero, como he defendido en anteriores novelas, si preservamos y cuidamos la infancia, si defendemos a cada niño, posiblemente nos encontraremos con menos agresores en el futuro. Y no digo que la gente que sufre abusos acabe siendo un agresor. Pero en algunos casos el maltrato o el abuso llevan a crear demonios. El perfil de John Biblia habla de una pulsión que viene de un dolor inmenso, de una rabia incontenible, de algo que purgar". Y Redondo vuelca su "rabia” en denunciar precisamente "la indefensión y la injusticia contra niños y ancianos", en especial, "dentro de los hogares, donde deberían sentirse a salvo pero donde se viven auténticos infiernos. Entre las cuatro paredes en que te crías es donde aprendemos el amor y el miedo", dos temas marca de la casa.  

John Biblia, "una leyenda" a la que la BBC dedica este 2022 un documental, se esfumó tras aquellos tres crímenes pero se le adjudicaron otros en los años 80. Cientos de policías trabajaron en la investigación. Sin éxito. "El sistema policial funcionaba de pena. Con la policía escocesa, la irlandesa y la inglesa pasa lo mismo que aquí con la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Ertzaintza: no se comunicaban ni compartían información. Y la historia de John Biblia da una visión de cómo ha evolucionado la criminología en estos años. Al principio los policías pensaban que se ofuscaba porque pretendía tener relaciones sexuales y las mujeres se negaban porque tenían la menstruación. Eso es una visión muy pequeña del mundo femenino y entonces aún no había mujeres en la policía escocesa". 

La novela trata de cómo afrontar el propio fin y el duelo por uno mismo

Y ahí surge su nuevo y potente protagonista, el meticuloso y obsesivo policía escocés Noah Scott Sherrington, que sufre un infarto cuando está a punto de atrapar a John Biblia y que pese a ello le seguirá hasta un Bilbao a las puertas de caer bajo la trágica inundación. "La enfermedad se abate sobre Noah y tiene los días contados, igual que Bilbao, que tras la riada ya no será la misma. Es una metáfora del fin del mundo y de nuestra propia existencia, una búsqueda del sentido de la vida. Debe afrontar el propio fin y el duelo por uno mismo. La novela trata de qué pasa cuando de repente te dan fecha de caducidad y te dicen que tu vida se va a acabar. De por qué desperdiciamos el tiempo y postergamos tantas cosas para el próximo verano, la próxima Navidad… y quizá no haya próxima Navidad. De cómo él se da cuenta de que todo a lo que has dedicado tu vida no lleva a ninguna parte". 

El demonio del agua

Cuando sufre el infarto, escucha a ‘caoineag’, la Llorona, el "demonio del agua que llora cuando alguien va a morir", una de las muchas y ricas leyendas escocesas a la que no pudo resistirse Redondo, que tenía acostumbrados a sus lectores a numerosos seres de la mitología vasco navarra. "No sabemos nada de la vida y la muerte. Sabemos muy poco de acompañar a los que nacen y a los que mueren".

Jamás pasé tanto miedo como cuando tuve la vida de mi hermana su bebé en mis manos

Y aquí se sincera Redondo sobre lo vivido el pasado agosto, cuando el parto de su hermana pequeña se precipitó en casa, en una zona de la Galicia Sacra a una hora del hospital. "La vida y la muerte son una constante en mis novelas porque he vivido la muerte y el duelo de cerca. Pero jamás pasé tanto miedo como ese día, cuando tuve la vida de mi hermana y su bebé en mis manos. Fue una experiencia terrorífica y maravillosa a la vez. Levantar ese cuerpecito y ver cómo rompía a llorar. Y estar a punto de perder a mi hermana porque tenía una hemorragia y la ambulancia no llegaba”.  

Escribe de aquel Glasgow "decadente, tomado por las bandas, con la lacra de la heroína, con edificios demolidos afectados por el hongo negro y barrios llenos de escombros". Y de aquel Bilbao: "Una ciudad industrial, oscura y sucia, con una ría contaminada, llena de ratas, de yonquis, con la tensión política en las calles, que vivía la guerra de las banderas, las cumbres de ETA y el Gobierno español en Bidart, la posible colaboración entre ETA y el IRA, los inicios de la Ertzaintza… Podría ser cualquier ciudad portuaria, El Ferrol, Barcelona… con un tráfico marítimo potente y que con la entrada en Europa sufrieron la reconversión naval, con la pérdida de miles de empleos, como el de mi padre, que era marino", recuerda Redondo, criada en Pasajes. 

Un Bilbao dantesco

Y llegó la riada, agravada, explica, porque la intensa y continuada lluvia de los días previos hizo que cuando cayó la tromba final la tierra de las laderas que circundan Bilbao se vinieran abajo y sepultara la Parte Vieja. "La ciudad tenía un aspecto dantesco. Se perdieron miles de trabajos y empresas. Pero hizo que pasara de ser un patito feo al cisne encantador que es hoy", cuenta horas después de navegar en barca por la ría y contemplar el museo Guggenheim y las orillas convertidas en paseos.

Vuelve a su protagonista."El nombre de Noah está cargado de simbolismo. El apellido lo toma de Charles Scott Sherrington, que ganó el Nobel de Medicina (1932) por su investigación sobre el córtex cerebral y descubrió la materia gris y las conexiones de esas células que parecen magia, eso que tan de moda estuvo con Agatha Christie y Conan Doyle. Él se guía por sus intuiciones neuronales. Y Noah, porque como el Noé bíblico atiende a una voz que le dice lo que debe hacer y llega a Bilbao en barco". 

Después de las películas de la trilogía de Baztán, con Marta Etura como protagonista y que ahora pueden verse en Netflix, el productor de Harry Potter, David Hayman, prepara serie desde Hollywood de ‘La cara norte del corazón’. Han pasado diez años desde aquel primer diluvio en Elizondo. En medio, ganó el Premio Planeta con ‘Todo esto te daré’. Pero la lluvia sigue cayendo.