Un tal Pedregal

"Un demócrata olvidado", de Luis Muñiz, es un filón para saber más de la memoria perdida de los republicanos asturianos

Óscar R. Buznego

Óscar R. Buznego

Un día de junio de 1873 las calles de Madrid amanecieron adornadas por pasquines que preguntaban ¿quién es Pedregal?, cuestionando la decisión de Pi y Margall de proponer para el cargo de ministro de Gracia y Justicia al que era vicepresidente de la Asamblea Constituyente de la I República, Manuel Pedregal Cañedo, nacido en Grado, que en vista del revuelo formado presentó su renuncia. El asunto fue debatido con tanta pasión en el Parlamento que llegó a suspenderse la sesión. Al cabo de dos meses sería nombrado ministro de Hacienda por Castelar. Décadas después, Azorín recordaría el episodio en uno de sus memorables artículos. Este es el origen de la saga política de los Pedregal, asturiana hasta la médula y de inequívoca filiación republicana, que tuvo continuidad con el hijo, José Manuel, durante la segunda Restauración, y con el nieto, otro Manuel, en la II República.

El conocimiento que los asturianos tenemos de nuestra historia política es parcial y progresa lentamente. Hoy podríamos hacernos aquella misma pregunta que se hizo célebre. La respuesta, con todo lujo de detalles, nos la ofrece Luis Muñiz en esta monumental biografía del más destacado de los tres, José Manuel Pedregal, un político discreto, que, sin embargo, fue protagonista principal en una etapa decisiva, en la que se malogró de forma trágica la posibilidad de establecer en España una democracia.

Pedregal hizo toda su trayectoria política al lado de Melquiades Álvarez

De su formación en el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza se ocupó Gumersindo de Azcárate, máxima referencia intelectual del republicanismo, por expreso deseo de su padre, que había participado en la Gloriosa revolución de 1868. Realizó toda su trayectoria política al lado de Melquiades Álvarez, aunque acabó distanciándose de él por su ambigüedad con la República. Mantuvo una relación estrecha con los profesores del grupo de Oviedo, en particular con Adolfo Posada, y fue amigo de Ortega y Gasset, de Azaña y de Besteiro. Desempeñó cargos públicos y en entidades cívicas muy relevantes, en el Consejo de Estado, en el Tribunal de Garantías Constitucionales, en el Ateneo de Madrid, en la Liga Española de Derechos Humanos, y muchos más. Entre 1907 y 1923 fue elegido en ocho comicios sucesivos diputado por Avilés, gracias al apoyo de una coalición de conservadores, liberales y republicanos, cierto es que en algunas de ellas siendo el único candidato. En las de 1916 obtuvo 5.701 votos frente a Vallaure, que solo consiguió 5. Llegó a ser ministro de Hacienda unos meses, cartera que dejó por la imposibilidad de cumplir su programa de reformas y fue llamado para presidir el Gobierno, intento que no prosperó.

Poco amigo de escribir, como él mismo reconoció, José Manuel Pedregal definió su acusada personalidad política en discursos, entrevistas y la actitud firme que adoptó en cada momento. En 1907 ya defendió el derecho a votar de las mujeres, se opuso sin titubeos a la dictadura de Primo de Rivera y luego manifestó una confianza ilimitada en la República. De ideas claras, pero dialogante, adquirió prestigio de político leal y se ganó el respeto de todos, lo que no evitó que fuera vapuleado por el curso histórico. Primero lo secuestraron los revolucionarios del 34 y luego sufrió un trato cruel por parte de los vencedores de la guerra civil. Falleció, apartado, en su quinta en 1948.

Luis Muñiz completa así una gran biografía, enriquecida por más de 1.500 notas y un extenso apéndice de gran valor documental, escrita con una prosa ágil, que estaba en ciernes en su anterior libro, "La historia de ‘La Voz de Avilés’", publicado en 2008. La obra es un filón para saber más de la memoria perdida de los republicanos asturianos, de los avatares del Partido Reformista, de la vida política que precedió al desastre de la guerra y de cómo se fue abriendo paso, a pesar de los naufragios, la idea democrática en nuestro país. Una vez leída, huelga la pregunta inicial.

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José Manuel Pedregal, un demócrata olvidado

Luis Muñiz Suárez

Nieva Ediciones, 574 páginas, 35 euros 

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