arte

La vuelta a un mundo en 80, 60, 40

Ramón Rodríguez celebra sin nostalgia su vida en tres exposiciones simultáneas

"La espiral del tiempo".

"La espiral del tiempo". / Luis Feás Costilla

Luis Feás Costilla

Luis Feás Costilla

Hay personas, personajes, personalidades, que resultan fundamentales en la vida artística de una ciudad en un momento concreto, a modo de gracia caída del cielo que sin embargo se repite, como si realmente fuera merecedora de ese don. Es lo que sucedió con el escritor, crítico y conferenciante don José Francés en el primer tercio del siglo XX, cuando sus veraneos en Avilés entre 1921 y la Guerra Civil fueron cruciales para el florecimiento de los artistas locales, desde Luis Bayón hasta Maruja Mallo o Alfredo Aguado, en lo que fue la época dorada de la villa asturiana. Y en las últimas décadas don Ramón Rodríguez ha representado un papel similar en la misma ciudad, que es la que lo vio nacer y en la que ha hecho una larga carrera como pintor, pero sobre todo como gestor cultural y estudioso de la historia artística de la localidad. Es por tanto obligado que desde allí se le devuelva parte de lo recibido con un triple homenaje en el que se celebra a la vez su cumpleaños y el doble aniversario de su primera exposición y de uno de los tantos centros que ayudó a crear.

La vuelta a un mundo en 80, 60, 40

"Horizonte y camino". / Luis Feás Costilla

Porque parece mentira pero ha cumplido los 80 años, y en ese tiempo ha podido desarrollar una importante labor desde el área de plástica de la Casa de Cultura de Avilés, a la que llevó exposiciones de destacados artistas nacionales, la Escuela de Cerámica y el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE), que dirigió, o diversas publicaciones en las que rescató a pintores y dibujantes como Emilio García Noriega, sin olvidar lo contemporáneo. Más allá de lo local, fue presidente de la desaparecida Asociación Asturiana de Pintores y Escultores (1976-79), director de tres de las Bienales Nacionales de Arte Ciudad de Oviedo (1982, 1984 y 1986) y comisario de exposiciones como "Nuevos paisajes de Asturias" (1987), que acabaron de configurar el horizonte actual del arte asturiano. También se le deben los "Papeles Plástica", de divulgación y promoción visual.

La vuelta a un mundo en 80, 60, 40

"Jardín negro". / Luis Feás Costilla

Como pintor autodidacto, y pedagogo en artes plásticas y medios audiovisuales, empezó haciendo paisajes castellanos a la manera de Benjamín Palencia, Godofredo Ortega Muñoz y Joaquín Vaquero Palacios, para pasar a mediados de los años setenta a ser uno de los primeros artistas del pop español, con acrílicos llenos de iconicidad como el crítico "Piezas de un rompecabezas (parte central)", o ya desde los años ochenta a practicar un arte experimental de colores restallantes que le ha llevado a utilizar indistinta y sucesivamente el aerógrafo, el collage o las impresiones digitales. Ha sido artista de galerías como Tassili de Oviedo o Cornión de Gijón. Como él mismo asegura, desde siempre ha gozado de una completa libertad creativa, sin atenerse a modas, a estilo alguno ni a expectativas comerciales o servilismos oportunistas. Es autor de la decoración cromática del puente de San Sebastián, que lleva al Centro Niemeyer, y de la instalación cerámica de la rotonda urbana de entrada a la ciudad.

Curiosamente, la conmemoración no se hace de forma retrospectiva, sino con un despliegue amplio de obras actuales, en su mayor parte realizadas a partir del confinamiento durante la pandemia, como reacción vitalista. En el CMAE, donde celebra sus 80 años, presenta ese mismo número de acuarelas digitales hechas a partir de fotografías tomadas en distintas visitas turísticas y que conforman un libro de igual título que la exposición, "Horizonte y camino". Más que un relato de viajes (a pesar de que se subtitula como "una vuelta al mundo"), es una rememoración de lo vivido y sentido, vinculado a escritores y artistas admirados desde la infancia y juventud como Julio Verne, Emilio Salgari, Munch, Van Gogh o Matisse. En la Casa Municipal de Cultura, desde la que transcurrieron 60 años de su primera exposición individual, vuelve al paisaje castellano de sus inicios y, con semejante síntesis formal y el color como protagonista, muestra una selección de otros tantos collages entre fotografías y acuarelas sobre cartulina de versiones recientes de su serie "La espiral del tiempo", iniciada en 2018 con la Sala Alfara de Oviedo.

En el taller y residencia que esta galería tiene en la localidad salmantina de Encina de San Silvestre tuvo ocasión de comenzar también la serie cerámica titulada "Jardín negro", ahora recompuesta y que en número de 40 y en una instalación original le sirven para conmemorar en la Factoría Cultural las cuatro décadas de la Escuela de Cerámica de Avilés, fundada en 1983, de la que fue codirector y luego director en solitario, tras la renuncia de José Manuel Feito, con iniciativas como el Certamen "San Agustín" de Cerámica. Bajo la asesoría del profesorado de la escuela, pudo realizar diversos murales repartidos por diversos espacios urbanos y edificios de una ciudad, Avilés, en la que ha dejado impronta y que durante unos días gira en torno a su mundo, evocado sin nostalgia, con visión de futuro y la satisfacción del trabajo bien hecho.

Horizonte y camino

Ramón Rodríguez

Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE), Avilés. Hasta el 5 de febrero

La espiral del tiempo

Ramón Rodríguez

Casa Municipal de Cultura, Avilés. Hasta el 26 de enero

Jardín negro

Ramón Rodríguez

Factoría Cultural, Avilés. Hasta el 17 de febrero

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