Cantabria y el cine, escenarios de Pilar Ruiz

Pilar Ruiz (Santander, 1969) ha destacado por su trabajo como directora de "El infanticida" (2000) y "Los nombres de Alicia" (2005), premio especial del jurado en el Festival de Miami y nominada en los Goya, con mención especial en el Festival de Málaga; también como guionista de "El regalo de Silvia" (2003), "La señora" (2008) y "Entre dos reinos" (2010). Además, desembarcó con éxito en la novela en 2014 con "El corazón del caimán", una trama ambientada en los últimos años del siglo XIX, en medio de la guerra de independencia de Cuba. Luego vendría "La danza de la serpiente" (2016), cuyo escenario es el Santander previo a la I Guerra Mundial, donde mezcla con maestría la comedia y la tragedia en unas páginas en las que convierte la ciudad cántabra en un gran cabaret. Una novela en la que nos presenta unos personajes extravagantes y seductores: un anarquista que practica la acción directa, una bailarina de danzas exóticas, una sufragista, un escritor de cuplés, un espía y hasta un rey aficionado a la pornografía. En 2020 nos llegó "El jardín de los espejos", donde tres mujeres en tres épocas diferentes –la actualidad, el franquismo más represivo y la monarquía de Alfonso XIII–, desarrollan sus vidas en una trama ambientada en la Cantabria más misteriosa, donde hadas y brujas bailan en leyendas ancestrales de la tradición oral.

Ahora publica "La virgen sin cabeza", un thriller que comienza con la misteriosa desaparición de un director de cine en pleno rodaje. La investigación se enreda cuando el presente parece fraguado por las claves de un enigmático pasado, lleno de mentiras para los personajes. En las pesquisas, por diferentes motivos, han de colaborar la Guardia Civil y la Policía Nacional, pero entre ellos destacará su protagonista, la inspectora Mar Lanza, una superviviente de un pasado muy polémico que marcó su vida desde niña. Sin embargo, la misteriosa desaparición del cineasta la obliga a regresar a los escenarios y montañas de su niñez, a los que se había jurado no volver: Reinosa, Corrales de Buelna y el valle del Campoo. En todo eso, nos encontramos con crímenes del mundo rural, cometidos por asuntos insignificantes, como nos ilustra la autora al hablarnos del crimen de los hermanos Ureña (p. 60). En el caso de "La virgen sin cabeza", la crueldad se refleja en que los cadáveres aparecen sin cabeza y descuartizados.

A los escenarios de Cantabria, la autora añade con maestría lo que ocurre en el rodaje de una película: "El cine tiene más que ver con las disciplina y la jerarquía militar que con la practica artística" (p. 30). Es, pues, un mundo desconocido para el gran público, que va más allá de los artistas egocéntricos y narcisistas o de directores megalómanos. La desaparición de ese director de cine le sirve a Pilar Ruiz para ilustrarnos a qué se suele llamar película maldita dentro del argot cinematográfico. Se trataría de una cinta rodeada de leyendas donde abundan los desastres, incendios, accidentes, crímenes o muertes repentinas. De este modo da un breve repaso a los filmes que han pasado a la historia con esta etiqueta. Así, en el cine mudo destaca "La casa del horror" de Tod Browning. Luego vendrían "La semilla del diablo", "El exorcista", "Poltergeist" o "La profecía", en la que el productor y varios miembros del rodaje casi mueren a causa de una bomba del IRA colocada en pleno rodaje. Entre las películas españolas con esta etiqueta es de destacar "La campana del infierno", en cuyo rodaje murió Claudio Guerín, su director.

Es de destacar que la autora nos presenta protagonistas con un pasado militar, cuestión no habitual en las novelas policiales españolas. Es el caso de la propia inspectora Mar Lanza, de la que nos cuenta episodios como soldado español en Afganistán, profesión que compartirá con otro personaje de la novela, el fotógrafo Eli Muller. La maestría y oficio de Pilar Ruiz convierten la novela en un texto muy ágil e interesante, lo que nos indica que no debemos perder de vista a esta escritora.

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