arte
Kela Coto, entre la realidad y la representación
La fotógrafa expone en la Galería Llamazares "Memorias del subsuelo"
Santiago Martínez
En "Memorias del subsuelo", Kela Coto nos muestra una selección de fotografías, en su mayoría de gran formato, que llaman la atención por la perfección técnica, imágenes realizadas con pigmentos naturales sobre papel Hahnemühle y montadas sobre Dibond. A estas calidades técnicas hay que sumar el carácter atemporal y enigmático que acompaña a cada una de ellas y que se ha convertido en sello personal de esta creadora. Una parte de la exposición ahonda en esos singulares paisajes postindustriales que viene plasmando desde hace tiempo en su proyecto "Ampliación del territorio", y que muestra estructuras descontextualizadas e inquietantemente atractivas. Ambientes metafísicos que plantean la duda de estar ante un trabajo documental o de ficción.
En sus últimos proyectos colectivos, como las muestras de 2021 "El gran libro del mundo. Una década de fotografía en Asturias", en el Museo Barjola, o "Un relato polifónico. Arte asturiano de 2010-2020", en el Centro Cultural Antiguo Instituto –donde recientemente ha presentado su propuesta "Materia frágil, Becoming inmortal"–, advertimos una sensibilidad especial hacia esos entornos hostiles absolutamente surrealistas. Esta singular contradicción, en la que la acción humana, en vez de favorecer calidez, es capaz de provocar lo contrario, es captada de manera magistral por la artista. Las imágenes que contemplamos, más allá del referente, de esas huellas y cicatrices que en el espacio natural han dejado los yacimientos mineros a cielo descubierto o la brutal estética industrial, remiten a otras realidades silenciadas que se intuyen en sus fotografías y en el título de la exposición, y que remite al libro de Dostoyevski al que hace referencia la propia artista y "que se presenta como un cuestionamiento de los pilares de la modernidad: el mito de la felicidad, del progreso y del interés individual".
Encontramos también en esta exposición una mirada atractiva y enigmática hacia el espacio natural. Comenta Semíramis González en el texto de presentación que "ese misterio es parte de la poética de un trabajo fotográfico fuertemente atravesado por la reflexión y que conecta con nuestra sensibilidad cotidiana y con nuestra memoria". Son paisajes que poseen el mismo carácter hipnótico que las imágenes industriales, fragmentos de una naturaleza afectada por condiciones atmosféricas extremas, intensas nevadas, o envueltos en la densidad de la niebla. En uno de ellos, un entorno boscoso totalmente cubierto de nieve, se acentúa esa sensación extraña de irrealidad, de estar ante una obra creada artificialmente, mediante un montaje o una maqueta; pero la realidad de esta imagen no es otra que la de una cámara fotográfica, sin ningún tipo de manipulación digital, fruto de la mirada de su creadora y de una sensibilidad especial. Se intuye en esta, y en algunas otras fotografías de la muestra, un cierto romanticismo que impregna las imágenes de emoción existencial. Al igual que ocurre con los trabajos más personales de Ansel Adams, el carácter documental que poseen, se ve sobrepasado por la poética que desprenden, recordando una de las reflexiones más hermosas de este histórico fotógrafo estadounidense: "La belleza del mundo se traduce en una vibración constante del espíritu: las formas de la naturaleza –gracias a la magia del arte– se convierten en formas de la imaginación".
Acercarse a la Galería Llamazares para contemplar esta selección de fotografías de Kela Coto permite obtener una visión bastante completa de sus indagaciones y aportaciones plásticas y, desde esa ambigüedad conceptual en la que se encuentran sus trabajos, podemos seguir reflexionando sobre algunos de los aspectos intrínsecos a la plasmación de la naturaleza y que se mueven entre la realidad y la representación. Como ocurre con frecuencia en el ámbito de la pintura, la representación de estos paisajes fotográficos quizá proceda más de la esfera emocional e intelectual de la artista que de la propia realidad. ¿Fotografiamos objetos o ideas?, se ha preguntado en alguna ocasión nuestra fotógrafa; interrogante que siempre está latente cuando contemplamos alguna de sus propuestas, llevándonos a reflexionar sobre si lo que realmente observamos es una herencia cultural en vez de una representación de la realidad. De este modo, y recordando a Alain Roger y su "Breve tratado del paisaje", nuestra autora se suma a una importante serie de artistas que han contribuido a crear nuevos paisajes, porque como afirma el filósofo francés: "la naturaleza no se vuelve bella a nuestros ojos más que a través del arte".
Memorias del subsuelo
Kela Coto
Galería Llamazares, c/ Instituto, 23, Gijón. Hasta el 1 de abril
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