Un hombre solo

Jon Bilbao vuelve a demostrar con su nueva novela, "Araña", un magisterio que lo sitúa entre lo mejor de la narrativa española

Fernando Menéndez

Cada libro publicado por Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) supone la confirmación de que estamos ante un gran contador de historias. Y asegurar esto no supone, en mi opinión, simplificar lo que el autor de "Basilisco" es capaz de hacer, en el sentido de su interlocución con el género narrativo en su doble vertiente: la de la novela y la del relato. Conviene situar a Bilbao en un lugar preferente entre los narradores actuales de este país, por lo que supone de innovar y cuestionar la propia tradición sin abandonarla y explorando las posibilidades de la literatura de género, como es el caso de las novelas del oeste.

Su nuevo título: "Araña", publicado como suele ser habitual por el sello Impedimenta, significa un paso de gigante en su trayectoria. Cada vez más rotundo y más seguro de las posibilidades que su búsqueda ofrece, el autor asturiano recoge el testigo donde lo había dejado en "Basilisco": la opción de prolongar la vida y vicisitudes de un personaje como John Dunbar ya era algo fácil de intuir después de su primera aparición. El pistolero solitario que no suelta prenda sobre su pasado y que va improvisando su futuro sobre la marcha tiene, entre otras virtudes, la oportunidad de brindarle a Bilbao una bisagra o pasadizo entre distintos planos temporales y espaciales. De alguna manera, "Araña" se desarrolla en buena parte a través de réplicas y paralelismos distantes en el tiempo, pero significativos en su relación con el desarrollo de los personajes: detrás o al lado de John Dunbar está el personaje más contemporáneo de Jon, escritor y creador de Dunbar, o el propio Jon adolescente en el proceso de forjarse como escritor y observador callado de las anomalías adultas.

En una novela donde, algo muy propio de Bilbao, el paisaje y la naturaleza son tan importantes (si se revisa su obra es fácil advertir cómo el paisaje es un elemento que suele intervenir en los enigmas a su manera) el poder de la palabra y de la narración adquieren un estatus de ecosistema con incidencia en la peripecia de la novela: al comienzo de "Araña", Dunbar se encuentra con un escritor al peso que se gana la vida inventando novelas sobre el pistolero: de apellido Bramble y dispuesto a lo que sea con tal de que no se acabe el chollo.

Literatura dentro de la literatura: guiño al "Quijote" y a la vez homenaje a los Marcial Lafuente Estefanía, Silver Kane… En esa intersección para muchos imposible crece y se hace única la escritura de Jon Bilbao: en esa grieta que medra entre Conrad y Verne. Dunbar podría ser un Strogoff con la angustia existencial de un Marlow. Aunque no es en un héroe clásico ni en un vaquero del Far West. En quien más pienso cuando analizo los motivos y los comportamientos de Dunbar es un personaje de cómic: el Corto Maltés del gran Hugo Pratt. Algo que no me parece tan descabellado teniendo en cuenta la afición al cómic de Bilbao. Solitarios, huidizos, parcos en explicaciones: como escritores que no reconocen más camino que la soledad. "Eres un hombre libre de sanciones morales y de ambivalencias", le dicen a Dunbar en un momento de la novela.

Es "Araña" una novela tejida a base de numerosos relatos. Casi todo el mundo tiene algo que contar como una manera de salir adelante y justificar su existencia.

Araña, el personaje que da título al libro, podría ser una representación de la ficción

De manera sutil, sin estridencias, no evita pasar Jon Bilbao por cuestiones que al lector podrían parecerle de actualidad: la relación entre padres e hijos; las relaciones de pareja; la superchería religiosa… efluvios del texto que sin ocupar, desde mi punto de vista, un espacio central añaden posibilidades de lectura.

Y luego está, vamos a decirlo así, el personaje / presencia que da título a la novela. Un elemento a la vez perturbador y estimulante. Las historias se enlazan y se despliegan hasta el final del libro. A un contador de historias no se le agota el aliento. Mientras narra nos interpela. Y como si debiera responder a una pregunta que, en realidad, nadie me ha hecho, digo que la Araña bien podría ser una representación de la ficción, así, a secas, con su contradictoria naturaleza de látigo y bendición.

Los extraños

Los extraños / Jon Bilbao

Araña

Jon Bilbao

Impedimenta, 416 páginas, 22 euros

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