música

Javier Perianes y "Goyescas"

El pianista español firma una deslumbrante versión de la obra de Granados en su nuevo disco

Javier Perianes, en el Auditorio de Oviedo, el pasado mes de abril.

Javier Perianes, en el Auditorio de Oviedo, el pasado mes de abril. / Luisma Murias

Cosme Marina

Cosme Marina

No cabe ninguna duda de que Javier Perianes se ha convertido en uno de los pianistas españoles de mayor proyección internacional. Entre los de su generación es, de lejos, el más demandado. Su carrera le ha llevado a trabajar con la mayoría de las orquestas de referencia y sus giras de recitales están siempre en los auditorios y festivales esenciales del mundo del teclado.

Perianes ha sabido construir una carrera sólida que se asienta en una enorme capacitación técnica, a la que añade un talento natural fuera de serie y una capacidad para abordar con empuje único el gran repertorio sin dejar de lado los estrenos y un compromiso estable con la contemporaneidad. Mantiene el músico onubense una relación muy estrecha con el Principado y su participación en las temporadas de las orquestas asturianas –de hecho, esta temporada es artista en residencia de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias– y también en las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni" lo han convertido en un artista especialmente querido por los melómanos de la región.

Su nuevo trabajo para Harmonia Mundi se centra en una obra capital del piano español, "Goyescas, op. 11", de Enrique Granados. Una monumental catedral sonora que Perianes ha llevado a las salas de medio mundo y que se pudo escuchar la pasada primavera en el Auditorio de Oviedo.

El descubrimiento en el Museo del Prado estimuló a Granados esta partitura excepcional, que más adelante se convertiría también en la ópera que esta misma temporada se programó en el Campoamor. La rica textura musical del compositor catalán se deja ver en el desarrollo de un ciclo que es de enorme exigencia virtuosística para el intérprete. Granados construye un gran fresco musical sobre una óptica pictórica que él reinterpreta: "¡Los majos de entonces! ¡Los amores del pintor! ¡Las luchas, la pasión la vida del siglo XVIII! Todo eso es para mí interesantísimo, vibrante, y creo que refleja, como ninguna otra época, el alma española". Al final esos cartones para tapices goyescos acaban musicados no exactamente como cuadros de costumbres, sino como la búsqueda de una atmósfera particular, sugerente y de enorme profundidad. En este complejo universo se integra Perianes a la perfección, con una capacidad interpretativa soberbia, alejada de cualquier grandilocuencia; cada pasaje de los dos cuadernos fluye con una depuración formal asombrosa a través de una articulación impecable, de un fraseo y una musicalidad preciosistas. Todo un alarde interpretativo de gran hermosura.

El empeño de grabar "Goyescas" habla mucho y bien del compromiso del intérprete con nuestro patrimonio musical. Es un ejemplo más de la excepcional ambición artística de un músico que se ha ubicado como uno de los nombres imprescindibles del piano y que nos transmite una musicalidad exultante. Necesitamos más como él en la defensa de un legado que hay que seguir proyectando, por su enorme calidad, con la mayor convicción en los grandes circuitos.

Suscríbete para seguir leyendo