Juan Carlos, de patriota a expatriado

La biografía que Paul Preston dedicó al rey emérito, actualizada tras su exilio en Abu Dabi, presenta un horizonte incierto para la monarquía

Ramón Punset

Ramón Punset

La biografía que Paul Preston dedicó al Rey Juan Carlos I (1975-2014) tuvo su primera edición en 2003. Veinte años después las circunstancias han cambiado tanto que lo que entonces parecía un éxito político y vital absoluto ha concluido con el exilio regio en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) desde 2020. Por eso esta tercera edición ha debido actualizarse para dar cuenta de semejante mudanza del destino de un hombre que pasó de héroe a villano cuando su empeño en consolidar la monarquía se había alcanzado progresiva y denodadamente, mediante un sacrificio personal altísimo, en los años que transcurrieron entre 1958 y 1981.

En mi juventud estudiantil universitaria (1965-1970), influidos por la campaña de propaganda del sector más falangista del régimen de Franco y por nuestro propio republicanismo, creíamos de forma casi unánime que Juan Carlos era tonto. ¡Qué equivocación! A este respecto escribe Preston que la historia de la destitución de Arias Navarro, la colaboración con Torcuato Fernández-Miranda y Adolfo Suárez, o sus tratos con Santiago Carrillo y Felipe González, es ciertamente compleja, pero "revela a un hombre inteligente, de carácter decidido y movido por un profundo patriotismo. El modo en que se sirvió de su prestigio entre los militares, hasta el extremo incluso de arriesgar su vida, con el fin de combatir el golpismo, confirma ampliamente esta impresión". Ahora bien, sigue diciendo el historiador británico, se olvida con frecuencia que la madurez y la prudencia demostradas fueron adquiridas mediante un enorme precio en términos humanos. Su sacrificio y dedicación dotaron a la Corona de una legitimidad impensable en 1931, en 1939 e incluso en 1975. "Sin embargo, su comportamiento personal a partir de los primeros años de la década de 1980 dilapidaría gran parte del capital moral acumulado entre 1975 y 1981, conduciría a su abdicación en 2014 y pondría en peligro la monarquía que había reconstruido".

La conclusión de la obra, en esta última edición de 2023, resulta, creo yo, en exceso pesimista. Juan Carlos, opina Preston, ya no es un héroe nacional en España y el futuro de la monarquía ya no constituye una certeza absoluta. ¿Se halla justificado tal pesimismo? Démosle tiempo al tiempo. ¡Cómo olvidar las palabras del Rey Juan Carlos en las primeras Cortes democráticas el 22 de julio de 1977! "Este solemne acto de hoy –dijo el monarca– tiene una significación histórica muy concreta: el reconocimiento de la soberanía del pueblo español". Para los que conocemos la historia constitucional de nuestro país, ahí queda eso. Y estas otras declaraciones, tras el muy exitoso referéndum de ratificación popular del texto constitucional, tampoco deben ser olvidadas: "Al ser una Constitución de todos y para todos, es también la Constitución del Rey de todos los españoles". Y, a continuación, expresó su determinación de "acatarla y servirla". Chapeau, sin duda.

Entre tantísimos hechos notables consignados en este voluminoso pero ameno libro de Paul Preston, hay que mencionar aquí el siguiente: pocos días después del fallido golpe de Estado del 23-F, Juan Carlos se presentó en la Academia General Militar de Zaragoza con motivo del XXV aniversario de su promoción, y ante sus antiguos compañeros realizó un solemne juramento de respetar la Constitución que en 1978 él mismo había sancionado y promulgado. Su discurso, que evidenciaba el coraje y el compromiso de quien constitucionalmente ostentaba el mando supremo de las Fuerzas Armadas, impresionó a todos y fue recibido con aplausos.

Para finalizar esta reseña, una nota de fino humor ovetense. Juan Carlos tenía obsesión por la velocidad y los deportes de riesgo, causa de serios accidentes y lesiones. El 3 de enero de 1983, recuerda Paul Preston, se fracturó la pelvis en un accidente de esquí sufrido en Gstaad (Suiza). A su regreso a Madrid, mientras lo sacaban en camilla de un avión, Sabino Fernández Campo le manifestó: "Señor, con todo respeto, he de decirle que un rey solo puede tener ese lamentable aspecto si viene de las cruzadas". Genial.

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Juan Carlos, el rey de un pueblo

Edición ampliada y revisada

Paul Preston

Debate, 840 páginas, 23,65 euros

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