Tinta fresca

Guía para llegar bien al paraíso

María José Solano engarza el placer de viajar con el gozo sin fondo de la literatura en "La mujer que besó a Virgilio"

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Tino Pertierra

Tino Pertierra

Viajar, leer, moverse, removerse, sentir el placer de las palabras y los paisajes. María José Solano emprende en "La mujer que besó a Virgilio y otros viajes literarios" una gozosa expedición sin límites hacia los confines de la literatura engarzada a horizontes lejanos de esclarecedora cercanía íntima. Una odisea encarada con los cinco sentidos en común armonía con un legado creativo que inspira emociones y respira pensamientos eternos. Lo explica muy bien el cineasta José Luis Garci en su homérico prólogo: "María José es, desde luego, una gran escritora viajera, también una viajera que escribe muy bien, pero, sobre todo, una mujer que no deja de peregrinar alrededor de sí misma, de trasladarse, de la mañana a la madrugada, desde su corazón hasta su inteligencia, y desde su intuición nada menos que a sus deseos más ocultos. Mi amiga es una pasajera con billete de ida y vuelta –adivino que pronto lo será solo de ida–, una globe-trotter siempre dispuesta a ver llover sola en el Gran Canal, ese que tiene forma de ese, o pillar un taxi junto al Retiro y largarse hasta Milford, un pub que te permite no llegar a casa antes de tiempo".

Una "Ulises femenina, a la que, seguro, le sientan muy bien las clámides troyanas", que camina a todas horas "rodeada de mitologías, las de Alejandro y Kaváfis, o las de Sam Spade y Tamara de Lempicka; a esta chica tan nouvelle vague como la Anna Karina de ‘Bande á part’, le chifla visitar las librerías de viejo, tanto las de los buquinistas del Sena, como las de los buhoneros de Moyano, cuyas casetas bajan hasta los muelles de Atocha".

Y se lo preguntamos directamente a la autora: ¿Qué se va a encontrar en sus páginas quien viaje por ellas? "Es una propuesta sentimental sobre un paseo por 24 lugares del mundo; una especie de invitación a los hoteles, las ciudades y los amores que me obsesionan. Hay para todos los gustos: el Madrid castizo, la Costa Azul de Scott Fitzgerald; la Lisboa laberíntica y etílica de Pessoa; la Sicilia de los mitos y los monstruos y las bibliotecas olvidadas; la Buenos Aires de Borges; la ciudad de Miami junto a James Bond; y por supuesto Nápoles, la del Averno, la Peroni, y Virgilio. Mi ciudad favorita del mundo".

"Y a quiénes puede interesar sumarse a su expedición? "Espero que a mucha gente. O al menos a aquellos que estén cansados de las redes sociales; los que quieran viajar sin teléfonos móviles y con libros".

Sepan los posibles viajeros que las páginas de Solano les guiará hacia la Vía Margutta de Roma, la biblioteca de "El Gatopardo", la Sicilia divina y monstruosa, los fantasmas romanos, el invierno en Nueva York, la suave noche de la Costa Azul, la Lisboa de Pessoa, la inmortalidad de Buenos Aires y las sirenas de Copenhague o el Londres de novela, entre otras estaciones de hondo trasfondo literario que conducen sin pérdida al paraíso.

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La mujer que besó a Virgilio

María José Solano

Berenice, 208 páginas, 19 euros 

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