Tinta fresca
Salvar a Malta a toda costa
Max Hastings recrea en "Operación Pedestal" uno de los episodios más dramáticos de la II Guerra Mundial

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Los lectores aficionados a las innumerables historias sobre la II Guerra Mundial tienen en Max Hastings a un autor de toda confianza por su habilidad y rigor a la hora de indagar en la contienda, con títulos imprescindibles como "La derrota de Alemania", "Némesis. La derrota del Japón" o "La guerra de Churchill". En "Operación Pedestal" rescata del semiolvido uno de los episodios más dramáticos. Ocurrió en agosto de 1942, cuando "la isla fortaleza" de Malta, tras un asedio devastador, estaba condenada a la rendición porque ya no era posible alimentar a sus 300.000 habitantes. Winston Churchill afrontó otra decisión trascendental: salvar a toda costa a Malta. Y no solo por una importante cuestión estratégica: se trataba de poner a salvo el prestigio británico en unos tiempos en los que la moral y la capacidad de resistencia estaban bajo mínimos ante el empuje del monstruo enemigo.
La flota más grande de la Marina Real Británica formó un escudo impresionante para proteger a catorce buques mercantes que transportarían la ayuda necesaria para mantener en pie a la isla. En total, cuatro portaaviones, dos acorazados, siete cruceros y docenas de destructores. Les esperaban mil millas de viaje en un mar vigilado por 600 aviones alemanes e italianos, e infestado de submarinos y naves torpederas. Un infierno que se desató entre el 11 y el 15 de agosto.
Catastróficos hundimientos y luchas a vida o muerte por rescatar a los supervivientes y salvar los buques siniestrados convirtieron aquellas jornadas en una continua sucesión de tragedias, heroicidades y situaciones extremas, con un resultado incierto hasta el último momento. El asalto sostenido, relata Hastings, "causó penalidades graves a los malteses. A finales de marzo de 1942 un refugio recibió el impacto directo de una bomba de 225 kilos que mató a 122 personas. El armamento antiaéreo no era más eficaz en la isla que en el resto del mundo, y los aviones británicos, los Hurricane y los Beaufighter, estaban quedando obsoletos y no podían plantar cara a los Junker, Heinkel y Messerschmitt alemanes. Llegado el 1 de abril la RAF solo había perdido veinte cazas en el aire, pero en tierra eran ya 126. El Gran Puerto de la capital se convirtió en una laguna de aceites y combustibles estancados, en la que entre los barcos hundidos se acumulaban los escombros y los cadáveres en descomposición". La isla fue reducida a ser "el gran reino del terror".
Algunos historiadores sostienen que la decisión de Berlín de "aspirar a obtener un resultado decisivo en Egipto sin antes privar a los británicos de Malta fue ‘una de las más desastrosas que Hitler tomara nunca’". Es decir, que la captura de la isla podría haber transformado el panorama estratégico. En cambio, Churchill "acertó al implicar a la Royal Navy en una operación que precipitó una de las batallas navales más feroces de la guerra".

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Operación Pedestal
Max Hastings
Crítica, 456 páginas, 26,90 euros
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