Bloc de notas
Vidas a la intemperie
Jorge Freire retrata con presteza y buen pulso narrativo el desarraigo de cuatro autores, Wodehouse, Bergamín, Blasco Ibáñez y Edith Wharton, tratando de comprender su terrible desconcierto

Vidas a la intemperie / Pablo García
Parte del interés de toda historia –gran parte del interés diría yo– es saber contarla como es debido. Jorge Freire (Madrid, 1985), citado muchas veces como filósofo, destaca por sus dotes narrativas: frescura, ingenio y manejo extraordinario de la metáfora, lo que convierte a "Los extrañados", en uno de los ensayos del pasado otoño que merece la pena leer. El libro trata sobre el desarraigo y el extrañamiento e incluye momentos de las vidas no demasiado ejemplares de cuatro escritores. Freire podría haber elegido otros muchos –la literatura está llena de casos llamativos con personajes atrabiliarios e incluso ilustres apestados– pero se ha quedado con la significativa repulsa que obtuvo de Inglaterra precisamente uno de los autores más ingleses, el humorista P. G. Wodehouse, después de su accidentado e involuntario acomodo en la propaganda nazi durante la Segunda Guerra Mundial; con la pirueta que permitió al nonagenario poeta José Bergamín abrazar el terrorismo etarra en el momento de mayor violencia de los pistoleros vascos, pasando a disculpar y hasta defender el tiro en la nuca; en la obcecación que lleva a Vicente Blasco Ibáñez, el novelista entonces de más éxito en España, a hacer de su existencia un folletín de los suyos, desarraigado de su propio país y únicamente reconciliándose con él cuando ya se encontraba en el extranjero; o con el exilio interior y doméstico de la escritora y magnifica cronista de sociedad Edith Wharton, justo en el momento en que empieza a perder pie y no consigue entender el mundo que le rodea. Por citar solo un ejemplo, Freire podría haber escogido igualmente al uruguayo Juan Carlos Onetti que, en un momento de la vida, desinteresado por lo que ocurría fuera, decidió quedarse en casa leyendo y escribiendo, y a tantos más que naufragaron en un mar de extrañezas. Pero las cuatro existencias intempestivas que selecciona son lo suficientemente ilustrativas y encajan perfectamente en la clase de historia que nos quiere contar.
Al mismo tiempo, Freire se muestra indulgente con esas existencias, porque como él mismo confiesa en su introducción, y citando a Pascal, se opone tanto a los que ensalzan la naturaleza humana como a los que la desprecian, y también a aquellos que se la toman a broma. No hay mejor forma, escribe, de comprender al extrañado que dejar de extrañarnos nosotros mismos de su extrañeza. Hace incluso un esfuerzo por comprender la deriva voluntarista de Bergamín que termina olvidado pasando la noticia de su muerte inadvertida un lluvioso 28 de agosto de 1983. "Cuando me haya ido /olvidadme pronto/ con piadoso olvido". También al belicoso republicano Blasco Ibañez, convencido de que su misión en el mundo es la acción en vez de esas novelitas que vende como churros y que también acabarán, igual que él, en los desvanes más perdidos del recuerdo. Las mejores páginas, si hay que poner a unas por encima de otras, son para mí las que acompañan a Wodehouse y el giro inesperado que se produce cuando es empujado a prestar sus servicios a la máquina propagandística de guerra alemana y algunos de sus compatriotas se ensañan con él diciendo que es un "peón cobarde" de Goebbels. Atrapado en una tela de araña, es ya tarde cuando empieza a darse cuenta de que muchos de quienes lo admiraban como un maestro del humor se harán más de una pregunta antes de leer "El castillo de Blandings". Tampoco tiene a Jeeves, el mayordomo, para sacarle como haría con el torpe Bertie Wooster del monumental lío en que se ha metido. El caso de la extrañada Edith Wharton –en un tiempo parisino ya lejano "the great generalissima" para Henry James– es algo diferente: abandonando las batallas mundanas de los salones ha decidido, ya divorciada, volcarse militarmente en la intendencia doméstica haciendo del hogar un fortín para no tener nada que ver con el mundo ancho y ajeno que aguarda al otro lado de las cretonas y terciopelos del Pavillon Colombe en la entonces calle Montmorency.

Los extrañados
Jorge Freire
Libros del Asteroide, 224 páginas 18,95 euros
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