Bloc de notas
Mary Oliver cultiva sus devociones
En la popular autora estadounidense, la poesía está en consonancia con la oración y ciertas señales divinas, transmite naturalismo y belleza a numerosos fieles lectores de manera sencilla

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A Mary Oliver (1935-2019) son muchos en Estados Unidos quienes la consideran una poeta naturalista de referencia, extática como Walt Whitman. Mientras vivió, la imaginaban caminando a diario por el bosque con un bloc y acompañada de su perro, en medio de la exuberancia cromática del Indian Summer en Nueva Inglaterra. Ella misma escribe: "Mi historia no contiene una montaña, ni un cañón, ni una ventisca, ni granizo, ni una racha huracanada que azota la tierra y levanta lo que encuentra a su paso. Creo que la rara y maravillosa conciencia que me embargó no habría sobrevenido entre tanto ajetreo".
"Vita longa" es su último título en español, un libro de ensayos, recuerdos y poemas de la escritora de Ohio, muy querida por aquellos que saben extraer de su escritura sencilla un sustento espiritual. En ese contexto de espiritualidad que tanto engancha, hubiera servido para disuadirme haber sabido a tiempo que Gwyneth Paltrow es una de sus lectoras habituales, pero he leído a Oliver y en su claridad he encontrado a veces belleza. No me culpo por ello, hay cosas bastante peores.
La naturaleza es el escalón sagrado para una autora que bebe de las fuentes de sus ídolos, Whitman, Thoreau, Shelley y Wordsworth, o el trascendentalista Waldo Emerson. En "Vita longa", la miscelánea que ahora publica Errata Naturae, como antes hizo con "Horas de invierno", dedica, además, algunas páginas a Hawthorne, uno de esos románticos oscuros dueño de una escritura llena de simbolismos y poblada de alegorías. Un taciturno de Concord, perturbado por el mal y la atmósfera de Sleepy Hollow, algunos recuerdos trágicos y los estados febriles puritanos, y del que Henry James escribió: "Nada le parecía demasiado trivial para ser sugerente".
En Oliver, la poesía está en consonancia con la oración y ciertas señales divinas. Algunos críticos que, pese a su popularidad o precisamente por ella, jamás la tomaron en serio se mofaron de su poesía de autoayuda y escribieron que, de haber nacido más tarde, hubiera tenido un gran éxito publicando en Instagram. De hecho, su obra prolifera en las redes sociales como los hongos en el otoño. David Orr, crítico de "The New York Times Book Review", se refirió a ella como alguien "de cuya poesía solo se puede decir que ningún animal parece haber sido dañado mientras la escribía".

Mary Oliver, por Pablo García. / .
Poeta de pequeños aleluyas, se esfuerza en demostrar la "conexión entre el alma y el paisaje", invita a sus devotos lectores a buscarse y encontrarse a sí mismos. En "Vita longa" admira la belleza y extrañeza de Wordsworth, la creencia de Emerson de que la inclinación de todo hombre, una vez que se percata de ello, es la de dirigir su vida a toda vela hacia un propósito moral, y destaca el "lado dulce" de Hawthorne de una forma que cualquier otro no sería capaz de razonar del modo en que ella lo razona. Es precisamente esa interpretación simple y buenista de las cosas la que ha hecho de Mary Oliver una escritora que cautiva a sus lectores, ganadora del Pulitzer y del National Book Award. Que nadie, no obstante, espere encontrar en sus paseos solitarios, en estos o en muchos otros, la ironía reflexiva de aquel Robert Walser. Eso sí, existe en su manera de escribir gracia y delicadeza, y sobre todo una pedagogía compuesta por imágenes accesibles que agradecen muchos de sus seguidores más fieles, los que mantienen incluso que Oliver les ha enseñado a vivir, o a comprender de la forma más sencilla la poesía a través de preguntas sencillamente planteadas, capaz de reformular una y otra vez animando a cualquiera a responderlas. "Vita longa" es un compendio de poemas, poemas en prosa y lenguadinas, que asemejan a los peces pequeños en que se inspiran para expresarse a modo de haikus. Por ejemplo: "No hay regalo más grande que el éxtasis, excepción hecha de la paciencia". En ella navego mientras termino de hojear las páginas de este libro, consciente de que pueden tenerlo de cabecera Gwyneth Paltrow, Hillary Clinton o Madonna.

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Vita longa
Mary Oliver
Traducción de Regina López Muñoz
Errata Naturae, 224 páginas, 20,50 euros
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