Incombustible Lorenzo Silva
El prolífico y exitoso escritor madrileño publica la decimocuarta entrega de la saga de los investigadores Bevilacqua y Chamorro

Lorenzo Silva. / EP
Alejandro M. Gallo
Lorenzo Silva (Madrid, 1966), uno de nuestros escritores más reconocidos, ha ganado el Premio Algaba de ensayo, el Nadal y el Planeta. A eso se une la publicación de más de cincuenta obras, entre las que destacaría la investigación "Recordaré tu nombre", donde rescató del olvido el desafío del general Manuel Goded Llopis a la legalidad de la II República, al que se enfrentó el general José Aranguren Roldán, máximo mando de la Guardia Civil en Cataluña, defendiendo la democracia y parando el golpe de estado en Cataluña. Es un episodio desconocido sobre la guerra civil, pero muy necesario para mostrar la lealtad de las fuerzas y cuerpos de seguridad a la legalidad en aquellos momentos tan críticos y que Silva reflejó en ese trabajo.
Entre sus textos hay que destacar la exitosa saga de los guardias civiles Rubén Bevilacqua (Vila) y Virginia Chamorro. Desde 1998 han salido trece entregas y recientemente hemos reseñado en estas páginas "La llama de Focea", donde Bevilacqua narraba cómo se forjó como investigador desde su entrada en la Guardia Civil y, sobre todo, sus años en la lucha contra las organizaciones terroristas de ETA y Terra Lliure en 1992, cuestión que Silva retomará en "Púa" desde otro ángulo. En "La llama de Focea" nos mostró a un Vila más solitario y más cavilante sobre su pasado y los maestros que lo forjaron: sus jefes y compañeros. Es, además, una reflexión sobre el repliegue en banderas y patrias pequeñitas, la rebeldía contestataria de los hijos frente a los padres, los errores del pasado y la experiencia de la madurez. "Los caimanes siempre jugamos con ventaja", nos dirá Vila sobre esta cuestión en esa novela.
En estos momentos, los escaparates de las librerías exhiben la decimocuarta entrega, "Las fuerzas contrarias". Un caso para la pareja protagonista que en realidad serán dos investigaciones paralelas. De ahí que se enfrenten a uno de los mayores retos de su carrera: resolver de forma simultánea dos crímenes en otros tantos escenarios. Lo más característico es que la investigación se realiza en plena pandemia del covid-19, donde se despliegan todos los inconvenientes que un profesional se encontró en aquellos momentos para desarrollar su trabajo. Una cuestión que Silva ya exploró en "La forja de una rebelde", donde un doble asesinato ocurrido en Alcalá de Henares ha de ser resuelto por la inspectora Manuela Mauri, personaje cuyas aventuras escribe junto a Noemí Trujillo.
De esta manera, en los primeros días del estado de alarma y a unos cuantos kilómetros de Madrid, en un pueblo de Badajoz, desaparece una mujer llamada Esperanza Gil. Un miembro del equipo de investigadores, el cabo primero Aranu, se infiltra en el vecindario del principal sospechoso y la resolución del caso parece encontrarse cerca. Dos semanas después, Vila y Chamorro han de desplazarse a la provincia de Toledo, en concreto a Illescas, para echar una mano al equipo del brigada López para esclarecer la muerte de Caridad Ajofrin, septuagenaria encontrada sin vida en un edificio donde ya habían muerto dos ancianos y el doctor, según se rumoreaba, había certificado las muertes desde el portal. De esa forma, las sospechas del responsable del puesto de Illescas de que algún desalmado estaba aprovechando la pandemia para cometer asesinatos adquieren firmeza.
En esta entrega, lo que más llama la atención es la evolución de los protagonistas principales desde que Lorenzo Silva los creara hace más de dos décadas. Rubén Bevilacqua, subteniente de la UCO, ha evolucionado desde el idealismo del principio a una mirada escéptica y pragmática, con monólogos cargados de reflexiones donde está presente la crítica social y el desprecio por la burocracia, de ahí su temor a ser ascendido. Su compañera, la brigada Virginia Chamorro, es metódica, reservada y profesional, con un carácter sereno y analítico, que ha intentado desarrollarse en una vida personal que, al final, siempre se queda en segundo plano.
Por último quisiera destacar dos cuestiones. La primera es que las fuerzas policiales son lo único que le queda al ciudadano medio para ver garantizada su seguridad, pues no pueden pagarse una protección privada. La segunda la desarrolla el autor a partir de la página 389, cuando nos relata una anécdota entre el presidente del gobierno Ramón María Narváez, el duque de Ahumada y un cabo de la Benemérita, que sirve para analizar ciertos acontecimientos de la actualidad, pero es mejor que la lean ustedes y saquen sus propias conclusiones.

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Las fuerzas contrarias
Lorenzo Silva
Destino, 404 páginas, 22,90 euros
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