Tinta fresca

Arrebatos en Nueva York

El diario de Iván Zulueta sobre su experiencia en la ciudad arroja algo de luz sobre un artista hipnótico

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Tino Pertierra

Tino Pertierra

Iván Zulueta, autor de "Arrebato" (1980), una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos –y la más inclasificable, tal vez– sigue siendo una figura rodeada de misterio. Nacido un 29 de septiembre de 1943 y fallecido el 30 de diciembre de 2009, es un enigma creativo tan fascinante como la joya de culto en permanente renovación que legó a la Historia del cine. De ahí la importancia de un libro como "Diario de Nueva York (Primer viaje, 1964)", ni más ni menos que un viaje revelador a los seis meses que Zulueta pasó en la ciudad dentro de su formación como dibujante y pintor. "Me he bañado, he hablado un rato (siempre de pintura) con Mrs. Julia, y me he ido a desayunar donde todos los días. Luego me he cortado el pelo, pero antes me he sacado cuatro fotos con peinado Beatle, que han quedado inflantes, pero peor de lo que debían. De todas formas, ha sido una buena idea... Las mandaré a casa para que se asusten".

Todos los detalles apuntados en ese diario ayudan, por intrascendentes que parezcan a veces, a conocer un poco más la personalidad de aquel chaval de clase alta venida a menos con muchas más preguntas que respuestas, abonado a las dudas y con escasas certezas. Ningún lugar mejor para tratar de cartografiarse a sí mismo que un Nueva York de infinitos recovecos (que se lo digan a Lorca), inspirador y agobiante. La edición ofrece además un mosaico visual con fotografías del viaje y elocuentes dibujos que Zulueta hizo en su enriquecedora experiencia neoyorquina. Incluso, y es muy interesante acceder a ese registro cinéfilo, una lista manuscrita de películas que vio, con su correspondiente puntuación: "me chifla, me gusta mucho, me gusta, no me convence, no me gusta, horrible". Le chiflan (ojo al dato) la entonces transgresora "Lolita" de Kubrick, le gustan mucho "Vértigo" y "Lawrence de Arabia".

Como advierten los autores de la edición, "este Iván Zulueta no es el mismo que alcanzaría unos años más tarde reconocimiento como una figura transgresora, única y personalísima en sus facetas de cineasta e ilustrador. En realidad, el diario demuestra que este viaje a Nueva York no fue el origen, al contrario de lo que siempre se ha dado a entender, de una idílica relación con la vanguardia artística y cinematográfica". El propio viaje en barco aporta al autor experiencias sobre sí mismo y los demás que seguramente le sirvieron como bagaje personal que luego volcaría en su obra pública. Anotemos una: "...con lo que a mí me cuesta abandonar mi casa, no sé cómo me embarco (¡es sin querer!) en estas aventuras. Claro que debo recordar que este trimestre pasado he renegado de San Sebastián veinte mil veces y que ya no aguantaba más allí, a pesar de M. y Borja. Lo que ocurre es lo de siempre: nunca nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. O también es posible que, al perder lo que teníamos, lo sobrevalorizamos".

zulu

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Diario de Nueva York

Iván Zulueta

Pepitas de calabaza & Filmoteca Española, 248 páginas, 23,90 euros

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