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Buscando una explicación

En "¿Por qué la guerra?", Richard Overy evalúa las respuestas ofrecidas a la pregunta que Einstein le hizo a Freud y que tanto decepcionaron al físico

Cultura - Libros

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Óscar R. Buznego

Óscar R. Buznego

Cuando Hitler ascendía al poder sobre aquella Europa caótica y enloquecida, Einstein, adherido ya a la causa pacifista, atendiendo a una invitación de la Sociedad de Naciones, planteó a Freud la siguiente cuestión: "¿Hay alguna manera de liberar a la humanidad de la amenaza de la guerra?". El argumento fatalista del padre del psicoanálisis, expuesto en un texto titulado "¿Por qué la guerra?", que fue traducido a varios idiomas, decepcionó al famoso físico. La pregunta es desde entonces tan recurrente como lo ha sido la propia guerra desde bien temprano a lo largo de la historia. Richard Overy la enfrenta sin rodeos, poniéndola en la portada de su último libro. En la tercera nota cita otras cinco obras con idéntico título y una nutrida bibliografía que da vueltas alrededor de la misma cuestión.

El historiador británico, reconocido por sus publicaciones sobre la segunda gran guerra del siglo pasado y el régimen nazi, evalúa las respuestas ofrecidas hasta la fecha y analiza los factores que han provocado con tanta frecuencia un enfrentamiento entre aldeas, tribus o ejércitos. Repasa la visión de la guerra de biólogos, psicólogos, antropólogos y otros científicos sociales, y relaciona la violencia que se desata a una escala superior con la lucha por los recursos, la ambición de poder, la fuerza a veces ciega generada por las creencias y las ideologías, y con la protección y la seguridad. La prosa clara y ágil de Overy cumple con su confesado propósito de acercar la pregunta del título a una audiencia amplia de forma amena, a pesar de la vastedad y la complejidad del fenómeno de la guerra.

Entre relatos históricos fragmentarios, de la vida y aventuras de Napoleón, los avatares de diversos imperios o las luchas en pueblos remotos, y disquisiciones sobre cómo un grupo puede llegar a poner en riesgo su vida movido por una fe o unas ideas, Overy avanza en su exposición ajustándose a un orden fácil de seguir, en cuyo fondo aparece como si fuera una foto fija la disyuntiva de siempre entre naturaleza y cultura. A fin de cuentas, ¿La guerra está en los genes, en los ancestros salvajes o, por el contrario, como sostuvo Margaret Mead, es una invención y por tanto igual que se planea es posible detenerla? ¿Somos violentos por naturaleza o capaces de una evolución cultural hacia la paz? La sociobiología y otras corrientes promueven la comprensión del comportamiento humano a partir de la conducta observada en el reino animal. Este enfoque fue rechazado con rotundidad en 1986 por la declaración de Sevilla, asumida por la mayoría de la comunidad científica y varias organizaciones internacionales. Como si se tratara de una pregunta insondable, la discusión parece no tener final.

El libro de Overy no destaca por formular hipótesis novedosas, sino por la evidencia histórica que muestra y lo que cabe deducir de ella. La guerra ha adoptado formas muy diferentes, pero es una constante en la especie humana. Ha habido guerra en todas las sociedades y todas las épocas. Por lo general, no obedece a una sola causa. Siendo un hecho universal, en el que suelen enredarse una vez más razones y emociones, cierto es que un día la guerra estuvo plenamente integrada en la vida humana y fue celebrada, mientras que hoy es objeto de condena moral y penal. Overy no tiene la respuesta definitiva a la pregunta de Freud, pero sí responde a Einstein, aunque es probable que la respuesta no hiciera feliz al Nobel, y contribuye a comprender mejor el desastre que supone toda guerra. Concluye Overy en tono escéptico: "Si la guerra tiene una larga historia humana, también tiene un futuro". Años atrás, John Keegan, autor de otro de esos clásicos que pretenden abarcar en todas sus dimensiones el fenómeno bélico, "Historia de la guerra", en el que expone el que considera verdadero significado del célebre aforismo de Clausewitz, escribió: "La política debe continuar; la guerra, no". Sí, pero ¿cómo impedirla?

¿Por qué la guerra?

Richard Overy

Traducción de Francisco García Lorenzana

Tusquets, 379 páginas 22 euros

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