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Bloc de notas

¿Qué hacer con las revoluciones?

Hugo Gonçalves conjuga la historia íntima con los hechos en una aclamada novela sobre el tránsito de la dictadura del Estado Novo a la democracia en Portugal

Hugo Gonçalves.

Hugo Gonçalves. / Pablo García

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

"Grândola, vila morena / Terra da fraternidade / O povo é quem mais ordena / Dentro de ti, o cidade".

Son los primeros versos de la canción de Zeca Afonso, del disco "Cantigas do maio", y fueron la señal que confirmó, la madrugada del 25 de abril de 1974, el inicio de las operaciones del movimiento de las Fuerza Armadas contra la dictadura del estado Novo, en Portugal. Fernando da Silva Pais, último director de la PIDE, la policía política del régimen, informaría poco después por teléfono a Marcelo Caetano, quien había asumido el poder tras Salazar: "–Senhor presidente, a revolução está na rua". Caetano preguntaría: "–Entaõ para onde vou?". Y Silva Pais respondería: "–Para o Carmo, que a GNR (Guardia Nacional Republicana) está fixe".

La emoción del momento quedó para siempre condensada en los bellísimos versos de Sophia de Mello Breyner Andresen en "25 de Abril": "Esta é a madrugada que eu esperava / O dia inicial intero e limpo / Onde emergimos da norte e do silêncio / E livres habitamos a substância do tempo". Más tarde llegaría cierto desencanto y, tantas veces después, la pregunta que se formula Hugo Gonçalves (Sintra, 1976) en la novela de mayor impacto en las letras portuguesas del tiempo reciente: ¿qué hacemos con las revoluciones una vez que han terminado?

Gonçalves propone una relectura literaria de los años del PREC (Proceso Revolucionario en Curso), periodo decisivo de la historia del país vecino posterior a la Revolución de los Claveles. Por encima de su aparente voluntad de reconstrucción histórica, la novela opera como una reflexión sobre la fragilidad del ideal democrático y el modo en que la historia se encarna en la intimidad familiar. Sitúa la revolución no como un hecho cerrado o heroico, sino como una experiencia conflictiva, llena de contradicciones morales y afectivas, donde los protagonistas encarnan las tensiones de un país que busca reinventarse. Su respuesta resulta tan humana como literaria, las revoluciones no se acaban nunca; solo cambian de escenario.

"Revolución", que ve ahora la luz traducida al castellano gracias a Libros del Asteroide, adopta una forma clásica, casi decimonónica, en su estructura narrativa. Capítulos extensos, cronología lineal, alternancia de puntos de vista y un tono que oscila entre la ironía y la melancolía. Este esquema responde, creo yo, a una voluntad de orden dentro del caos que describe la novela. Gonçalves, periodista, maneja una prosa limpia, directa y fluida, capaz de articular la historia individual y colectiva con eficacia. Esa claridad expresiva no implica sin embargo simplicidad, sino una atención consciente a la polifonía de voces que van surgiendo a lo largo de la historia y a una orquestación de los tiempos narrativos en una línea realista y moral que recuerda a António Lobo Antunes, obviamente sin la complejidad sintáctica de este último.

El eje de la novela lo sustenta la familia Storm, cuya trayectoria funciona como una alegoría del Portugal posdictatorial. La matriarca, los tres hijos –Maria Luísa, Pureza y Frederico– y los personajes secundarios orbitan alrededor de un conflicto central que es la transición entre la obediencia autoritaria y la incertidumbre democrática. Cada hijo representa una respuesta distinta al trauma colectivo: la militancia clandestina, el deseo de normalidad y el hedonismo juvenil. Esta tripartición simbólica permite a Gonçalves explorar las dimensiones política, social y generacional de la Revolución, sin reducirlas a un discurso único. Y aquí está, a mi juicio, el valor más consistente de la obra que, como cualquier otra rendida a la polifonía, es contada a lo largo de muchas páginas. Puede que demasiadas, quizás, si es que hay que ponerle alguna objeción a este fresco monumental de la reciente vida portuguesa.

"Revolución" es una de esas novelas que marcan época con un tratamiento encomiable del tiempo histórico. Su autor consigue combinar la precisión documental –referencias a la PIDE, las luchas obreras, las asambleas revolucionarias– con un registro emocional que evita la distancia del cronista. Aquí hay un escritor bien informado pero un escritor de ficción. No se trata de reproducir los hechos, sino de reanimar la huella emocional que dejaron tras de sí. La historia se convierte en presencia íntima. No es simplemente un telón de fondo, como sucede en otras novelas que superficialmente pretenden abarcar todos los hilos a la vez. Se trata de una lectura muy recomendable.

Revolución

Hugo Gonçalves

Traducción de Rita da Costa

Revolución

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