Hace 15 años, el balonmano en Mieres tuvo que cambiar de rumbo para poder seguir viviendo. Esta disciplina que por aquel entonces formaba parte del Caudal no tuvo más remedio que seguir por su propia cuenta para que Mieres siguiera disfrutando de este deporte. Y aunque el esfuerzo y sacrificio es muy importante cada temporada, las ganas de seguir compitiendo de la actual junta directiva y de los que practican este deporte en el club aún no se apagan.

Tradicionalmente el club ha contado con una media de tres equipos por temporada y siempre en categoría masculina. Sin embargo, hace dos temporadas el club pudo ampliar sus fronteras y formar una plantilla en categoría infantil femenina. Un grupo de 20 niñas que iniciaron su andadura en el mundo del balonmano y que, aunque prácticamente contaron sus partidos por derrotas, mostraron un ejemplo de superación y perseverancia. Hasta el punto de que al final de temporada recibieran a cargo de la federación asturiana el premio a la deportividad. «Han mejorado mucho, somos conscientes que nunca llegarán a competir como la gente que empieza desde la base, pero es un orgullo verlas jugar, la complicidad que tienen y las ganas que tienen de seguir hacia adelante», resalta Teresa Argüelles, presidenta del Villa de Mieres. El espíritu de superación de estas jóvenes llega hasta el punto de que se entrenan una hora diaria los cinco días de la semana. Una forma de seguir progresando día a día y así superar la adversidad que les supone haber comenzado en el balonmano un poco más tarde que sus adversarias.

Tras su debut en el balonmano, esta temporada compiten en categoría cadete con 20 jugadoras a las órdenes de Isaac Argüelles. Aunque en ocasiones también cuenta con la ayuda de María Bartolomé Díez, jugador senior del Valle de Turón, ya que Isaac asume también el mando de los 15 jugadores que compiten en el infantil. En esta plantilla la ayuda es de Miguel Fernández González.

El otro conjunto del Villa de Mieres es el senior masculino que acaba de finalizar la temporada en quinta posición. Pablo Juan González prepara a 18 jugadores que a pesar de su gran potencial, en muchas ocasiones, no reciben la recompensa y el apoyo a su forma de jugar en los resultados.

Y es que la filosofía del club nunca ha impuesto ningún tipo de resultado a sus jugadores. «La clave es que aprendan, se diviertan y tengan esta opción para practicar deporte. Nos cuesta mucho todos los años conseguir jugadores, pero aún así no nos cansamos de ir por los colegios para hablar con los alumnos y los profesores de educación física para intentar convencerles que formen parte de nuestro proyecto y que el balonmano tenga su espacio en Mieres», relata Teresa Argüelles, presidenta del club.

Los mayores gastos: fichas, alquiler de la cancha y los árbitros

Una de las mayores dificultades para seguir adelante en el deporte es la búsqueda de ayudas. Los únicos que pagan en el club son los jugadores del conjunto de senior masculino, ya que con su cuota de socio, hacen que se puedan pagar los gastos principales. «El resto de ayudas viene por medio de algunos patrocinadores que nos siguen casi desde el comienzo. El resto de subvenciones son casi inexistentes y hay muchos gastos de la propia competición como es el caso de pagar a los árbitros, las fichas, la mutua o el alquiler de la cancha. Nos cuesta mucho cuadrarlo todo, pero merece la pena por ver como este deporte sigue vivo», analiza Argüelles. Precisamente, el Villa de Mieres tiene que alternar los entrenamientos entre el Polideportivo Sur y el IES Bernaldo Quirós. O eso, o entrenar menos horas. Sin embargo, esta última opción no la barajan los miembros del club, porque quieren seguir cumpliendo su sueño: disfrutar con el balonmano.