Para muchos de los futbolistas asturianos exiliados, la aventura no tiene previsto extenderse más de un año. Algunos buscan un escaparate que les haga dar el salto a objetivos más ambiciosos. Otros ven la salida como la única solución ante las pocas ofertas interesantes del estancado mercado español. Luis Morán (Luanco, 1987) representa otra alternativa: un futbolista que salió a Chipre y que, tras un regreso de un año, volvió a coger las maletas rumbo a la isla mediterránea. "Aquí me siento valorado como futbolista y muy a gusto en el día a día", subraya como primera aproximación de su aventura.

Luis Morán es otro de los productos forjados en Mareo (tras formarse en el Marino) que vio las puertas del primer equipo cerradas. En realidad, la suya es una historia un poco diferente: no es la del clásico canterano sin oportunidades de mostrar su valía en el primer equipo. Morán fue importante en el Sporting, el año del ascenso y en Primera, pero después su continuidad se vio amenazada.

"En 2012 no estaba entrando en los planes y llegamos a la conclusión de que había que buscar una solución", relata. Club y jugador acordaron una cesión. El destino fue el AEK Larnaca, uno de los equipos importantes de Chipre. "Estaba como director deportivo Jordi Cruyff. Me contó cómo era el proyecto y me invitó a jugar seis meses con ellos. Me pareció una alternativa atractiva", comenta. En esa segunda parte de campeonato, Morán participó en 11 encuentros, lo que le sirvió para que su nombre fuera anotado por los ojeadores chipriotas.

El luanquín regresó a España para jugar en el Mirandés. Con poca participación, otra vez llegó una llamada desde Chipre. En esta ocasión, el club que quería incorporarle era el Ermis Aradippou, tradicionalmente un club humilde que quería cambiar su historia. Fichar jugadores como el asturiano era parte de su plan. "Me dijeron que querían construir un equipo fuerte, que peleara por entrar en Europa". Y le convencieron.

Morán cumple ahora su segunda temporada en el Ermis y ya le ha dado tiempo a participar en las mayores gestas de la historia del club. El año pasado perdieron la final de la Copa ante el Apoel Nicosia, el equipo que este año se ha enfrentado al Barça en la Liga de Campeones.

Pero lo mejor estaba por llegar. La temporada les valió para meterse en la previa de la Liga Europa y para disputar la Supercopa de Chipre. El Ermis derrotó al Apoel y conquistó el primer título de su historia. "Tenemos pocos aficionados pero lo celebraron bastante. No es comparable a un éxito como el ascenso del Sporting, pero también es una satisfacción enorme", cuenta.

Aradippou es una población de 20.000 habitantes que, aunque con entidad propia, es una continuación de Larnaka, la tercera urbe de Chipre. "Como Getafe con Madrid a menor escala", ejemplifica Morán. El asturiano reside en un complejo con otros españoles, también futbolistas de equipos cercanos. Allí es más sencilla la integración.

En este año y medio, al luanquín ya le ha dado tiempo a visitar la mayor parte de la isla. Podría trabajar como agente turístico. "Es un país que te ofrece muchas cosas. Hay ruinas, iglesias que visitar, playas... En verano hay mucho turismo", señala. "La ciudad con más encanto es Limassol, es preciosa. El paseo de la playa es de las partes que más me gusta frecuentar", añade. En su afán por visitar, también le ha dado tiempo de conocer la parte turca de la isla: la República Turca del Norte de Chipre, un territorio solo reconocido como propio por Turquía. "Ahí puedes ver unos contrastes importantes entre la modernidad de Nicosia y, a un par de kilómetrso, el lado turco, mucho más pobre y con restos de la guerra".

Como todos los asturianos consultados en esta sección, Morán también echa de menos algunas cosas: "La familia, los amigos, la tierra.... Echo de menos Asturias. Alguna vez me traen fabines y sidra desde allí. Así voy tirando...".