El Llaranes cuenta en esta temporada con diez equipos, después de recuperar su escuela hace cuatro años. "En la escuela hay sobre 120 niños. En este barrio siempre hubo mucha tradición de fútbol, desde la primera época del Llaranes, luego la escuela de fútbol del Ensidesa, el barrio siempre fue puntero en fútbol y con muchos futbolistas de renombre que salieron de aquí. Ahora hay tantísimos clubes que es complicado, pero seguimos trabajando", sostiene el coordinador, Guillermo Caveda, "Miti". El club se refundó en el año 2000 y hace cuatro años comenzó a crear una estructura con equipos de cantera.
Ahora cuenta con un equipo de iniciación, un prebenjamín, dos benjamines, dos alevines (uno de ellos bajo el nombre de Atlético Llaranes), un infantil, un cadete y un juvenil, además del de 1.ª Regional. En lo deportivo, destaca el trabajo del juvenil, que va a jugar la promoción, y el Regional, que disputará la fase de ascenso a Preferente. "El club es un poco una familia y la directiva trabaja mucho, tanto en la escuela como en el primer equipo. Si algo nos falta, es rescatar un poco la afición. El primer equipo está haciendo una gran campaña y nos encantaría que pudieran disfrutarla con nosotros y apoyar al equipo desde la grada del Muro de Zaro", sentencia Miti.
Sin embargo, con los más pequeños la filosofía del club es que los niños aprendan a amar el fútbol, una filosofía que siempre se ha defendido en el barrio. "Lo que ofrecemos es una escuela real, una formación, pero en mucho más que en el fútbol. Que aprendan, aparte de jugar al fútbol, los valores para ser una persona. Está muy bien el competir y el ganar, pero el primer objetivo es que los niños aprendan, se diviertan, vengan a gusto a entrenar. Cuidamos los detalles, como la indumentaria, el material, cosas que al final son importantes para que los jugadores estén a gusto", explica el coordinador del club.
Y parece que la directiva sí está consiguiendo que sus jugadores se encuentren a gusto: "Estamos contentos porque a lo largo del año vamos haciendo reuniones, sobre todo con los padres que son los que marcan si la cosa va bien, y la gente está contenta. Los padres están encantados con el trato que dan los entrenadores a los críos y dicen muchas cosas buenas y muy pocas malas, que tratamos de corregir", añade el coordinador.
