El Oviedo no pudo conseguir ante el Ceares el pasado sábado su séptimo triunfo consecutivo y cedió un punto en los minutos de prolongación ante el conjunto gijonés, que logró el tanto de la igualada en los minutos de prolongación y a la salida de un córner, algo que no es nada extraño ya que los oviedistas sufren más de lo esperado en balones aéreos y parece que no se mejora a pesar de lo avanzado de la temporada.

Los aficionados oviedistas, que habían tenido un día de fiesta y alegría para festejar el 82.º aniversario de la entidad, no pudieron finalizar bien la jornada y, un día más, salieron malhumorados del municipal ovetense. Algo que, como las jugadas con balones aéreos, tampoco se mejora a pesar de lo avanzado de la competición. De ahí que desde las gradas, que ofrecían una entrada mejor que en los últimos enfrentamientos del equipo azul, saliesen silbidos de desaprobación por lo visto sobre el terreno de juego.

El Oviedo dispuso de oportunidades más que suficientes para haber dejado cerrado el encuentro en los primeros cuarenta y cinco minutos y, como sucede cuando juega como visitante, no las concreta y sufre, aunque ante el equipo gijonés éstos supieron aprovechar una de sus oportunidades y llevarse un punto que a más de un jugador cearista les pareció como conseguir un título.

Las jornadas van pasando, tan sólo quedan seis para comenzar la hora de la verdad, y los fallos siguen sin arreglarse, con el peligro que ello conlleva, mientras que el acierto goleador de enfrentamientos anteriores parece que se ha reducido y cuesta más que un triunfo conseguir un gol, a pesar de que el equipo cuenta en sus filas con el máximo goleador del grupo, Diego Cervero.

Y al final de los noventa minutos de partido llegó la explicación del técnico oviedista Paco Carrasco sobre lo ocurrido sobre el terreno de juego, y no se le ocurre otra cosa que decir que su equipo al ser líder, llevar tantos puntos de ventaja al segundo y vencer en tantos encuentros, está cansado de ganar. Lo que faltaba por oír. Que ahora uno se cansa de ganar. De lograr triunfos, de estar en la cresta de la ola, de batir registros, de estar en boca de todos para bien. Para el técnico alicantino eso no sirve, se conforma con ganar lo justo, parece que está «refalfiado» de lo conseguido hasta el momento.

Pero estamos seguros de que esas afirmaciones que realizó el sábado no las realizaba cuando vestía la zamarra del Barcelona. equipo donde desarrolló, y con bastante brillantez, casi toda su carrera deportiva. Si en aquellos tiempos hubiese salido diciendo que él y el resto de compañeros azulgranas estaban cansados de ganar, los colgaban en lo más alto en la plaza de Canaletas, símbolo culé, y todavía seguiría allí colgado, aunque alguno opina que qué pena que no se quedase allá arriba. El tiempo pasa y el técnico no cambia. Sigue en su nube y nadie lo baja de ella. Llegará la fase de ascenso y el equipo conseguirá, eso esperamos todos, el ascenso, aunque como son los últimos encuentros de una temporada muy larga, el equipo igual sigue cansado de tanto ganar y se permitirá alguna alegría para con sus rivales. Siempre habrá por parte del técnico justificación.