Valencia, Efe

El Valencia mira desde hoy con un ojo la Copa del Rey que puede conseguir el miércoles si gana al Getafe en el estadio Vicente Calderón de Madrid y por otra la cola de la clasificación, ya que desde hace algunas semanas se acerca a las posiciones de descenso a pasos agigantados.

El club de Mestalla llega a la final de Copa del Rey avalado por los resultados favorables de las dos últimos eliminatorias superadas ante rivales como el Atlético de Madrid y el Barcelona, pero inmerso en una dinámica negativa de juego y resultados en al Liga.

Cuando el Valencia eliminó al Barcelona el pasado 20 de marzo y alcanzó la final, en el entorno del valencianismo se habló de que era imprescindible olvidar la Copa del Rey para que el equipo se centrara en la Liga, recuperara posiciones y mantuviera esperanzas de alcanzar a los equipos que luchan por estar en la próxima edición de la Copa de la UEFA.

Ahora, cuatro partidos después, el Valencia se ha encontrado con que la Copa del Rey no es más que un paréntesis en su lucha por no perder la categoría.

Esta competición conlleva algunos objetivos claros como el de lograr un título para dar una alegría a una afición que ha sufrido mucho en la presente campaña, el de competir la próxima temporada en Europa y el de encontrar un revulsivo que le anime para no perder la categoría en las seis jornada de Liga que debe disputar tras la final.

Todo ello como consecuencia de que en los cuatro partidos de Liga que el equipo ha jugado entre la semifinal y la final, el Valencia ha sumado una victoria y tres derrotas.

Además, se da la circunstancia de que la victoria, la única conseguida por el Valencia en los últimos nueve partidos de Liga, se produjo contra el líder, Real Madrid, y en su estadio, donde el equipo ganó por 2-3 el pasado 23 de marzo.

Desde ese día, el Valencia ha jugado tres partidos de Liga y los ha perdido los tres: en casa ante el Mallorca (0-3), en Murcia (1-0) y ante el Racing de Santander, también en Mestalla (1-2), el pasado sábado.

En estos encuentros, el Valencia ha recibido seis goles y ha marcado uno, el obtenido de penalti este sábado ante el Racing por medio del asturiano David Villa, en el único de estos tres partidos en el que el Valencia ofreció alguna fase de buen juego y en el que la fortuna no estuvo de su lado, como se demostró en los dos balones que Fernando Morientes envió al palo.