Avilés, Juan C. GALÁN

Quisieron los hados que Sergio Villanueva tomara posesión de la presidencia de la Atlética Avilesina un día después de su 56.º cumpleaños. Sin embargo, este castrillonense de Naveces, ligado desde su juventud al club, no se toma su segundo mandato al frente del club deportivo más vetusto de Avilés como un regalo, sino como una responsabilidad y un reto. El turbulento proceso electoral culminó ayer con la proclamación de Villanueva como único candidato. Atrás quedaba más de un mes marcado por los vaivenes del presidente saliente, Juan Garrudo, que decidió no acudir a la reelección sobre el cierre del plazo, tras haber insinuado que presentaría una candidatura.

Villanueva acudió ayer al salón de actos del Complejo Deportivo Avilés con cierto nerviosismo. De hecho, su comparecencia se retrasó veinte minutos. A unos metros, en la sede del club, el propio presidente, junto a varios directivos, redactaba a contrarreloj un pequeño escrito que sintetizaba sus primeras intenciones. «Se me da mucho mejor trabajar que hablar, así que el discurso lo voy a leer», comentó Villanueva. Y así lo hizo. El escrito que el nuevo presidente leyó en su toma de posesión es tan breve como jugoso. Ninguno de sus cuatro puntos es baladí.

Tras darle las gracias a los socios, a la directiva saliente y «a las personas que me han animado a dar este paso», Villanueva desgranó toda una declaración de intenciones. «En la Atlética cabemos todos, con independencia de su ideológica, sexo o religión...», encabezaba el primer punto.

En el segundo Villanueva pedía un margen de confianza «a técnicos y directivos, porque trataremos de proporcionarles los medios para desarrollar su labor...». Para finalizar, el nuevo presidente de la Atlética Avilesina condensaba el que es uno de sus principales objetivos: el crecimiento deportivo del club. «En la Atlética no renunciamos a nada: con las enseñanzas de nuestros técnicos, la entrega de nuestros deportistas, la dedicación y esfuerzo de socios y junta directiva..., lograremos los éxitos que nuestra ciudad se merece». Con estas palabras Villanueva finalizaba su breve parlamento de proclamación, un acto en el que estuvo presente el presidente saliente, Juan Garrudo, que quiso cerrar toda polémica con Villanueva. Un estrechón de manos después de que su sucesor firmara el acta de la asamblea pretendió zanjar el asunto.

Tras su proclamación, Villanueva no quiso entrar en honduras. La configuración de su junta directiva es el asunto prioritario. No obstante, el presidente no quiso soltar prenda. «He hablado con mucha gente. Unos me han dicho que no de mano y otros están abiertos a participar. Quiero acelerar las conversaciones y tener una junta directiva en una semana o diez días», señaló Sergio Villanueva. Y es que el primer obstáculo que debe sortear el nuevo presidente de la Atlética es el de las dimisiones de dos de los cuatro delegados de sección del club: Alipio Ramos (atletismo) y Gerardo García (piragüismo). Ambos se posicionaron abiertamente a favor de Garrudo durante el proceso electoral, y ambos han sido consecuentes con sus palabras. Villanueva -que aseguró no conocer a Gerardo García- reconoció que lo más urgente «es solucionar el tema del piragüismo». En cuanto a la dimisión de Alipio Ramos, Villanueva reaccionó con cierto desencanto. «Di por hecho que iba a seguir; al menos, en nuestra primera conversación así me lo aseguró. Me sorprende su decisión, entre otras cosas porque yo lo metí en la Atlética, pero la respeto», señaló Villanueva.

Por su parte, José Manuel Fernández, «Chenoli», delegado de la sección de baloncesto, continuará en su puesto hasta final de temporada, aunque todo hace indicar que abandonará el club el próximo mes de junio.

En el apartado económico, el mandato de Sergio Villanueva estará marcado por el saldo de la deuda histórica del club, que en la actualidad asciende a 46.000 euros. Además, Villanueva dejó entrever que mantendrá cierta independencia económica a cada sección, «aunque las decisiones serán consensuadas», aseguró.