Avilés, I. URÍA

Como es tónica habitual esta temporada, el Avilés afronta la visita de un rival, el Llanes en esta ocasión, como una nueva oportunidad de mejorar una imagen deteriorada, primero por los malos resultados y más tarde por la escasa motivación. El pésimo juego de los blanquiazules en Langreo dejó patente que las ganas de la plantilla de disputar los últimos encuentros son proporcionalmente inversas a su ansia de que el campeonato eche el cierre.

Las buenas intenciones de Iván González, que exigió a sus pupilos el pasado jueves mayor intensidad en la competición, se podrían quedar en palabras debido a la plaga de bajas que afecta sobre todo a la línea defensiva. Con Valero, Goyo y Millán en pleno proceso de recuperación, Rubo se unió a los ocupantes de la enfermería a causa de las molestias que arrastra desde el encuentro en Ganzábal.

La visita a Langreo también dejó por el camino dos sancionados: Mimi, por la doble amarilla que le acarreó la expulsión, e Iván Miranda, que acumuló cinco. Este último se había convertido ante la ausencia de Goyo en el responsable del orden de la zaga junto con Pablo López.

En el último entrenamiento de la semana, que los blanquiazules celebraron ayer en el Suárez Puerta, el entrenador probó varias alternativas, aunque no decidirá hasta los momentos previos al encuentro la composición de la defensa. La mayor duda se le plantea en el centro, donde optará por situar a Ramón o dar entrada a Diego, juvenil del Atlético Avilés que se entrenó a sus órdenes y tiene una oportunidad de oro de hacer su debut en Tercera.

El técnico confía en que Héctor prolongue una racha que le ha llevado a sumar 4 goles en los tres últimos encuentros ante Langreo, Navarro y Astur.