Montmeló (Barcelona),

Andrés VELASCO,

enviado especial de

LA NUEVA ESPAÑA

Sidra, sidra y más sidra. La espicha organizada por el club Oviedo-F1 tras la sesión de calificación de ayer se convirtió por sorpresa en una multitudinaria celebración tras el excelente segundo puesto obtenido por Fernando Alonso.

Alrededor de setecientas personas se dieron cita en la localidad de Parets del Vallés, a un kilómetro del circuito, para festejar en el campo de rugby de la localidad la tan meritoria clasificación de Fernando Alonso. La fiesta, que ya estaba organizada antes de conocer cualquier resultado, fue todo un éxito y la sidra no dejó de escanciarse durante las casi cuatro horas que duró el evento. Cánticos en favor de Fernando Alonso, sonrisas, gritos y bailes recrearon un ambiente excepcional, que recordó a los ya vividos por la afición asturiana en la primera etapa del bicampeón mundial en Renault.

La alegría de todos los asturianos era desbordante, algo lógico si se tiene en cuenta que las expectativas eran mucho peores a lo vivido ayer en el trazado catalán, cuando la magia de Fernando Alonso se contagió en todos y cada uno de sus seguidores. Durante la espicha se escanciaron más de 1.200 botellas de sidra, que se acompañaron de otros tantos bollos preñaos, todo ello ofrecido por la peña ovetense del asturiano.

Toda esta celebración comenzó antes, en el circuito, a medida que el piloto asturiano iba consiguiendo buenos tiempos, y concluyó después de la espicha, con una fiesta en una discoteca, a la que acudieron los peñistas más valientes, que vencieron el miedo a madrugar hoy para asistir a la carrera.

La afición del asturiano respondió una vez más, y recibió un merecido premio por su tesón y su incondicional apoyo. Un premio que, como ellos mismos reconocen, «nos tiene en una nube porque era algo que no podíamos ni soñar».