Avilés, Juan C. GALÁN

Sobre la bocina, con suspense y con ciertos tintes dramáticos, pero la Agrupación Deportiva La Curtidora sigue viva. La decisión del que era vicepresidente del club, Miguel Suárez, de asumir la presidencia, ahuyentó ayer los fantasmas de la desaparición que se habían cernido sobre la entidad.

Suárez hizo efectiva su candidatura en el último día del segundo plazo. Atrás quedaban tensiones y temores que nacieron en la primera vuelta, cuando ningún socio quiso tomar las riendas del club. De hecho, el propio Miguel Suárez reconocía ayer que su decisión provenía más de la lealtad al club que de sus propias motivaciones. «No me quedaba otra porque el club podía desaparecer. No era de recibo dejar tirada a tanta gente que pertenece a La Curtidora», señaló el nuevo presidente del club.

Suárez siempre fue la primera opción del presidente saliente, Rufo Álvarez, y de su mano derecha, Jesús Carmona, que también abandona la nave. En la primera conversación entre ambas partes, pocos días antes del inicio del proceso electoral, el propio Miguel Suárez optó por esperar a que algún socio diera el paso. Ante la ausencia de candidaturas, él mismo decidía ayer asumir la presidencia.

Suárez, de 35 años, ha ocupado un puesto en todos los estamentos de La Curtidora. Formó parte de su efímero equipo masculino; dirigió a equipos de cantera y, posteriormente, ingresó en la directiva hasta alcanzar la vicepresidencia. Ese conocimiento interno del club le avala en su nuevo cargo. El presidente in péctore de La Curtidora -será proclamado el próximo día 12 de mayo- estuvo ayer ausente de Avilés por motivos personales. A través del teléfono, no obstante, dibujó los primeros esbozos de lo que serán sus primeros decisiones. «Lo más importante es reunirme con la directiva saliente y ver el estado real de las cuentas», señala Suárez. El segundo paso será formar una junta directiva. Suárez aún no tiene claro nombres, pero sí intenciones. «Quiero involucrar al mayor número de padres posible», aseguró el nuevo presidente de La Curtidora.