Gijón, Víctor RIVERA

Apenas han pasado unos minutos desde que concluyó el entrenamiento matinal del Sporting, cuando Gerardo Ruiz -todavía vestido de corto- sube a toda prisa las escaleras que llevan de los vestuarios a la planta superior, donde están las habitaciones, la cocina y el comedor. Instantes después desciende cargado de plátanos y se dirige al vestuario. Tras el esfuerzo hay que tomar fósforo. «La alimentación es una parte más del entrenamiento», explica el preparador físico del Sporting.

Gerardo Ruiz es conocido en el vestuario como el «Profe», porque antes que vigilar la forma física de los jugadores del Sporting es profesor de Educación Física, aunque ahora no ejerce. Además, es el gran responsable del gran tono físico que está demostrando el equipo en el tramo final de la competición. «Físicamente estamos bien y llegamos fuertes a este tramo final de temporada. Tenemos un preparador físico que sabe bastante de esto, y todo el mérito es de él». Así de claro lo tiene Kike Mateo, quien se convierte en improvisado portavoz de la plantilla.

«Hay dos cosas fundamentales. La primera es cómo trabaja la plantilla, con qué intensidad y sin escatimar ningún esfuerzo. Cuando trabajas así es normal recoger los frutos. Por otro lado, un equipo es un estado de ánimo. Así que cuando la gente está bien, y encima los resultados son buenos, todo suma». Gerardo Ruiz casi se disculpa y huye del protagonismo. El preparador físico rojiblanco, al que también le arreciaron las críticas en otros momentos del campeonato, se encuentra ahora en su momento álgido.

Para colmo, se ha encontrado aliados inesperados, como las lesiones de algunos futbolistas clave para el equipo que ahora llegan más frescos al sprint final. «El cuerpo es muy sabio, y cuando un futbolista alcanza un alto estado de forma se produce una pequeña rotura que es un aviso que da el organismo para que el futbolista no fuerce más», explica para añadir que «el descanso te permite refrescar y volver a ponerte bien».

Cuando un equipo va bien, todos aspectos se ponen de cara. Gerardo Ruiz destaca que «tuvimos una época con bajas de gente muy importante y el equipo la superó bien. Fue muy importante ver que los teóricos suplentes cumplían a la perfección y sacaron grandes resultados. Eso fue definitivo».

Uno de los más fuertes en el último tramo de la competición es el croata Mate Bilic, que reforzó al equipo en el mercado de invierno. «Bilic venía entrenado, aunque quizá no de la misma forma. Sólo le faltaba un poquitín de chispa, de velocidad y de fuerza explosiva y jugar partidos. Lo tuvo todo y empezó a rendir».

La conclusión más evidente es que el estado de ánimo es determinante en el aspecto físico de un equipo. «Somos una unidad mental y física, y si no funcionas de arriba las piernas pesan una tonelada», resume Ruiz, quien añade una faceta más y es que «cuando algo va bien influye hasta la suerte, ésa que llaman de los campeones».