Gijón, Mario D. BRAÑA

Resulta difícil imaginar al Sporting actual sin Mate Bilic. Su fichaje en el mercado de invierno resultó providencial, y no sólo por los ocho goles que ha marcado desde que volvió a ponerse la camiseta rojiblanca. Bilic simboliza el espíritu de este equipo, capaz de machadas como la del sábado, cuando remontó el partido frente al Granada 74 con un jugador menos. Este Bilic mantiene todas las virtudes de la temporada 2003-04, la del casi ascenso, a las que ha añadido otras que le convierten en un jugador clave. No sólo en el campo, ya que es uno de los jefes del vestuario y un profesional que atiende a todos los detalles.

Cuando llegó al Sporting por primera vez, en el verano de 2003, Bilic se enfrentaba a una misión casi imposible: sustituir a Villa, el «Pichichi» rojiblanco por segundo año consecutivo e indiscutible ídolo de la afición. El croata no pudo llegar a los registros del Guaje, pero también dejó huella. Por sus goles (15) y por otras muchas cosas que dejaba en cada partido. Junto a Miguel formó una pareja atacante que se convertía en una pesadilla para los defensas rivales por su presión incansable.

Bilic también se hizo famoso entre los árbitros de la categoría. Sus espectaculares caídas en el área le costaron alguna amonestación, pero también más de un penalti. De hecho, sus tres primeros goles de la temporada fueron lanzamientos de pena máxima, cometidas sobre él mismo. Y aún consiguió otros cuatro, tres de ellos por derribos a Miguel. La contundencia fue el denominador común de las quince dianas de Bilic, un delantero con buen juego de cabeza y potente disparo con las dos piernas.

Casi cuatro años después, el Bilic que regresó a Gijón ha desterrado alguno de sus vicios y perfeccionado aspectos del juego que no se le conocían. Sigue ayudando mucho en la presión, pero corre con más sentido y siempre en beneficio del equipo. El último partido fue la mejor prueba de ello, cuando se escoró a la banda derecha para dejar el frente del ataque a Barral. Durante casi media hora, Bilic trabajó a destajo para compensar la inferioridad numérica y aún encontró fuerzas para marcar el gol de la victoria.

Isma, ex capitán del Sporting y uno de los mejores amigos de Bilic desde su anterior etapa, está asombrado con la evolución del croata. «Mate ha mejorado en todo», señala el que fuera defensa central rojiblanco. «Últimamente lo hace casi todo bien».

La mejoría, según Isma, tiene que ver sobre todo con la experiencia: «Los años que pasaron le hicieron mejor jugador. Como el equipo le busca mucho en largo, aguanta bien la pelota y espera con criterio para pasar al compañero. Está siempre muy bien colocado. Es un delantero centro muy completo, no sólo de cara a puerta, sino por el desgaste, la ayuda al equipo en la salida del balón. El fichaje no pudo ser más acertado».

Isma también destaca que Bilic «vive el fútbol de forma intensa, muy profesional», por lo que está al tanto de detalles de todo tipo: el árbitro, los rivales, el campo, los entrenadores. Y, además, con una deuda pendiente: «Está convencidísimo de que se va a conseguir el ascenso y no quiere cometer los errores de la vez anterior». Por si fuera poco, «él y su mujer están encantados en Gijón. Quieren vivir aquí y, sobre todo, con el Sporting en Primera».