Barcelona

«Estoy feliz. El sueño continúa». Rafa Nadal acababa de repetir su gesto preferido: un mordisco al trofeo. Minutos antes había derrotado a David Ferrer, su compañero en la Copa Davis, en la final del Conde de Godó por 6-1, 4-6 y 6-1. Para Nadal era su cuarto título consecutivo en Barcelona y el vigésimo quinto de su carrera.

El balear, que no había perdido un solo set en el torneo desde que el finlandés Nieminen le arrebatase el último en los cuartos de final de 2006, tuvo que emplearse fondo ante el alicantino quien, tras ceder con facilidad el primer parcial, puso en muchos problemas al de Manacor en el segundo.

El mejor Rafa Nadal apareció de nuevo en la manga definitiva para dejar atrás a Roy Emerson, Manuel Orantes y Mats Wilander, tres leyendas del tenis que hasta ayer era los únicos que habían sido capaces, como él, de conseguir el triplete en la arcilla roja del RCT Barcelona.

El número dos mundial, el tres veces campeón de Roland Garros, el «rey de la tierra batida», el hombre que ha ganado 103 de sus últimos 104 partidos en arcilla, dio una nueva exhibición en la primera manga, en la que acribilló al número cinco del mundo con todo tipo de golpes.

El alicantino fue otro en el segundo parcial. Más ambicioso, pasó al ataque y arrinconó a Rafa, pero desperdició tres bolas de ruptura para ponerse 5-2 y permitía que Nadal le empatara (4-4). Pero Ferrer tampoco es de los que cedan. Rompía de nuevo el servicio de Rafa y ganaba el set 6-4.

Ferrer ya no pudo mantener ese nivel de exigencia en el tercer set. El «rey de la tierra», siempre a lo suyo, resurgió en la tercera manga con otra demostración de furia, de tenis brutal, y encadenó cinco juegos seguidos para decidir el partido. La cuarta corona consecutiva en Barcelona ya era suya.

Nadal viene de ganar cuatro años seguidos en Montecarlo y en Barcelona, y ahora llama a las puertas de su cuarto título consecutivo en Roma. El miércoles comienza para él otra batalla.