Gijón, Alejandro ROZADA

Se acaba el silencio. La emoción del fútbol regresa a El Molinón. La locura del gol vuelve al santuario del sportinguismo tras diez temporadas de sufrimiento y 414 partidos de agonía. Se abre un nuevo tiempo. Rafael Biempica (jugador sportinguista entre 1956 y 1966), Miguel Ángel Alonso (1962-74), Secundino Suárez «Cundi» (1974-90), Francisco Javier Álvarez Uría (1977-83), Joaquín Alonso (1977-92) y Manuel Jiménez (1979-91) conocen bien el valor de estas situaciones. Estos hombres vivieron antes una situación parecida, que ahora vuelve a la memoria, y recuerdan los momentos en los que ellos eran los magos del balón.

Rafael Biempica, legendario interior derecho rojiblanco, vivió el ascenso de la temporada 1956-57. Para él, la clave del ascenso la tiene el equipo gijonés: «Todo depende del Sporting, que debe ganar y meter presión a sus rivales». Cree que los partidos de El Molinón son determinantes y aboga por «seguir jugando así sin temer a ningún rival». También incide en la fortaleza de todo el bloque incidiendo en Kike Mateo: «Se nota cuando no está porque falta una brújula en el equipo», apunta el mítico atacante. Tampoco resta mérito a la aportación de otros jugadores como Roberto, Matabuena, Diego Castro y Bilic, a los que llama «la base del equipo. Dice Biempica que «es básico tener este equilibrio». En resumen, esta leyenda sportinguista invita a que «no se bajen los brazos, se siga luchando y se recompense a la afición, que lleva muchos años esperando esto».

En la temporada 1969-70, Miguel Ángel Alonso lucía el brazalete de capitán del Sporting y era el timonel de un equipo que ascendió con 5 puntos de ventaja sobre el Málaga. Desde su atalaya, valora el momento actual: «Soy un poco reacio porque igual que tienes posibilidades, pueden desaparecer», indica. Pero reconoce que el equipo transmite buenas sensaciones y planta cara a los rivales, lo que le otorga «muchas opciones de ascender». En su opinión, es fundamental «sumar los puntos en casa para tener un margen mayor fuera», asevera Alonso. Cree que uno de los grandes culpable de esta situación es Kike Mateo. «No sé cómo vino a parar aquí con la calidad que tiene», afirma. En su opinión, contar con este futbolista marca la diferencia respecto a la temporada 2003-04 en la que la plantilla de Marcelino García también tuvo a tiro el ascenso. «Fue una campaña muy rara, en la que se pagó la falta de experiencia», concluye.

Secundino Suárez, «Cundi», jugó en la banda izquierda del equipo 16 temporadas. Muchos años vinculado a un equipo al que ahora encuentra un paso por delante de sus rivales. «Tiene más posibilidades que la Real porque la fuerza moral de este bloque es muy grande», declara. Una fortaleza que, recalca, no se debe perder en las seis jornadas restantes. «Son 18 puntos decisivos, que hay que sumar», subraya Cundi, para quien la delantera tiene el papel decisivo. Especialmente, el croata Mate Bilic que, con sus 8 goles, «demuestra que su fichaje ha sido un acierto total de la directiva». Pero tampoco resta méritos al rendimiento exhibido por Iván Hernández, Gerard, Matabuena y Jorge en la defensa.

Francisco Javier Uría también se subió al tren del ascenso en su día. Este mítico defensa observa ahora los toros desde la barrera, con la satisfacción de ver vigente toda la fuerza del Sporting. Especialmente, gracias al rendimiento de algunos jugadores como Kike Mateo, «que sabe defender, ataca con peligro y decide en los últimos metros», argumenta Uría. Una aportación fundamental que se suma a la de otros jugadores que, subraya, «también rinden muy bien, por lo que no se puede personalizar en casos concretos». Por ello, considera determinante no tener bajas a estas alturas para conseguir los objetivos. «Tener a toda la plantilla disponible, físicamente a tope, para evitar tropiezos inesperados», resume Uría.

«Depender de uno mismo siempre es una ventaja», resalta Joaquín Alonso González, viejo héroe del club rojiblanco, que ostenta el récord de partidos disputados con el Sporting (479). Él vivió una situación bien parecida en la temporada 1976-77. Un ascenso con el que encuentra semejanzas. «También dependíamos de nosotros mismos a estas alturas, lo que supone una presión añadida, pero también una motivación para hacerlo mejor», reconoce el que fuera emperador del centro del campo. Considera que la Real Sociedad tiene mayor necesidad de triunfo porque «viene por detrás y no puede tropezar si no lo hace el Sporting». Aunque admite que los donostiarras «solventan bien sus partidos y están completando un buen tramo final del campeonato». Pero lo principal a estas alturas es «ganar en casa y mantener la regularidad para no tener mayores complicaciones», sentencia Joaquín.

El nombre de Jiménez está asociado a una etapa de la historia del Sporting. Recuerda una época en la que él era la indiscutible referencia de la zaga en un once de ensueño, que lucía juntos a Ferrero, Joaquín o Quini. Jiménez dice que el equipo actual no tiene nada que envidiar a aquel. «Este conjunto transmite sensación de ganador al tener un bloque muy regular», realza el mítico defensor. En su opinión, el papel de la afición es decisivo. «No se puede pedir más a la gente, que siempre está ahí para apoyar», comenta Jiménez. «Se deben fijar en su propio rendimiento, aunque si los demás equipos pinchan es una fabulosa noticia», declara para añadir finalmente: «No cómo la Real y los que viene por detrás que no se pueden fijar solamente en sus propios partidos».

El nuevo Sporting ha llegado con una nueva generación de futbolistas que representan al fútbol actual. Un juego competitivo, eficaz, físico y contundente. Pero se mantiene el sentimiento rojiblanco. El espíritu y la fuerza del viejo Sporting. Los valores de los veteranos de la entidad. Y pobre del que quiera robarles la ilusión.