La fiesta por la victoria del sábado duró lo que tuvo que durar sin chaqueta ni corbata y con la vista puesta en el amanecer del domingo. Por celebraciones que no quede, que son tiempos felices y hay que hacerles frente con la alegría que nos invade. Ahora el horizonte más cercano es Santa Cruz de Tenerife, donde andan de reuniones, análisis y esperanza de que el año que viene se hagan las cosas mejor que en este. Allí no han podido celebrar nada, salvo el Carnaval.

En Málaga, por lo visto el domingo en Vigo, son un poco sosos y se han sumergido en la búsqueda del maletín perdido. Dicen que el Celta tenía una promesa de sesenta mil euros por la victoria y veinte mil por el empate. El empate, según desvela catorce años después el ex rojiblanco Giner, le produjo un dinero amargo. El empate fue el del Valencia en La Coruña en 1994 cuando el ya mítico penalti fallado por Djukic, el que no quiso lanzar Bebeto. El Deportivo se quedó sin título, ganado por el Barcelona, próximo destino de David Villa.

Atenta la compañía, que vienen curvas: si las cosas no se tuercen, que no tienen por qué, Villa será uno de los que vuelvan en la próxima temporada a pisar la alfombra verde de El Molinón. Villa, Pablo Amo, Mario Cotelo, Dorado y alguno más. Y en la banda, damas y caballeros, volverán a estar en el estadio gijonés Marcelino y Muñiz. Porque la alfombra verde no la han pisado ni Ronaldo, ni Zidane, ni Beckham ni Ronaldinho, pero sí la pisarán Lionel Messi, Robinho y hasta Maresca, aquel sueño imposible. Cosa fina. Volverá a pisarla Raúl, que marcó sobre ella uno de los goles de su vida. Aquellos tiempos rojiblancos están a punto de volver. Seis domingos, seis, son los que quedan para consumar el final de la pesadilla.

Tan dura es la pesadilla que las gentes de la Real no paran de pronosticar el fallo de quienes les preceden. El presidente Badiola ha anunciado que la deuda del club es más del doble de lo que le habían dicho, pero que no dará datos hasta después de que la Liga haya finalizado. Los jugadores se empeñan en que los que van por delante van a fallar. Falló ayer el Comité que dejó en evidencia a Mateu Lahoz. Míchel podrá jugar el sábado, excelente noticia a la vista de los acontecimientos. Habrá que dar un diez al cámara de la TPA que filmó a la perfección la jugada que pudo cambiar el partido. Por fin, los pájaros no han disparado a las escopetas ni los purasangres tiran del carro de la basura. Seis domingos, seis, para el final. Y la alfombra verde espera a Messi.