No es que ese marisco le hubiera producido una gastroenteritis a Garzelli y se desfondara subiendo el Acebo, sino que los italianos cuando fallan siempre dicen «male di gamba», que quiere decir que no le responde la pierna. El ganador del Giro 2000 estaba con mucha moral para poder ganar la Vuelta a Asturias en el Acebo, pero el ciclismo es tan duro y cruel que cuando vas a arrasar igual te falla el cuerpo.

El más desmoralizado ayer en meta era Garzelli, de hecho, no quiso hablar al bajarse de la bici, cuando es una persona siempre amable. Pero en esos momentos la rabia le corroía por dentro, porque sabía que ganar la Vuelta a Asturias era la gran revancha hacia el Giro, que no invitó a participar a su equipo.

Las dos etapas que ganó en el Giro Trentino y acabar segundo de la general, ante los favoritos del Giro, era ya un gran aval. Y si encima en Asturias, ante un dominador equipo, lograba dos etapas y se llevaba la Vuelta, era la mejor forma de responder a los organizadores de su país del error que cometieron. Pero el cuerpo es como un depósito de gasolina que vas gastando y al final te hace una mala pasada. La «gamba» no responde y tampoco luego la cabeza, porque llevaba desde inicio del año disputándolo todo.

De ahí que en pleno desastre de la subida al Acebo cuando llegaron sus compañeros a socorrerle Garzelli sabía la procesión que llevaba por dentro. Les dijo que subieran tranquilos, que había que pensar ya en la llegada de hoy a Oviedo. Pero no llegó con pájara, sino sin gasolina, y por eso pidió calma y recuperación. Los diez minutos de retraso pudieron ser sólo dos, pero suponían perder igual la Vuelta, que era su objetivo.

Garzelli les dio una alegría a Vicioso y sus compañeros al fracasar, porque los tenía atemorizados. Tanto que su técnico, Zeferino, tenía previsto no buscar el triunfo de etapa, sino que ganara otro para que no cogiera el italiano bonificaciones. Y cuando atacó Koldo Gil y le siguieron Vicioso y Pires pensaron que Garzelli hacía teatro para contraatacarlos luego. De hecho, tardaron en reaccionar en cabeza hasta que tiró fuerte Pires. Garzelli no respondió y Tondo, que se quedó vigilandole, certificó su muerte. Luego arrancó para adelante y se unió a Vicioso para tirar a tope y asegurarse la Vuelta.