Estambul (Turquía),

Álvaro FAES,

enviado especial de

LA NUEVA ESPAÑA

Fernando Alonso es el epicentro del universo Renault. Aun con un discreto séptimo puesto en la parrilla de hoy, es un gran imán entre los camiones de hospitalidad. El enorme paddock de Istambul Park anda estos días algo desangelado. El tiempo, inestable y frío hasta ayer, no acompaña y el cambio de fechas desde agosto se nota en la animación, que tampoco era excesiva en las anteriores circunstancias. Alrededor de la carpa de Renault siempre hay movimiento, a pesar de que el propio Alonso parece un desconocido cuando tiene que rebajar sus pretensiones hasta límites inesperados en otros tiempos. «El hombre a batir es Webber, aunque también tengo una pequeña esperanza de poder ganar a Heidfeld, que sale noveno». El australiano de Red Bull le quitó cinco milésimas y estará en la sexta casilla de la recta, por delante del asturiano. Es lo que toca esta temporada, y eso que han logrado mejorar el R28 sustancialmente con relación a las tres primeras carreras.

En la caravana del equipo, Fernando Alonso repasa unas fotografías antiguas mientras un equipo de televisión graba una entrevista. Sonríe. Muy cerca, unos pocos ingenieros encuentran un momento para llevarse algo a la boca, mientras el patrón del equipo, Flavio Briatore, pasea nervioso de un lado a otro del camión, sin preocuparse demasiado de lo que pasa a su alrededor.

Poco después de la tanda clasificatoria, Fernando Alonso ya tiene un diagnóstico. «Perdemos demasiado tiempo en el segundo y tercer sector del circuito. No hemos solucionado los problemas del viernes y el coche se va mucho de atrás. Nos hace perder demasiado tiempo». El equipo de ingenieros ya tiene tarea para la noche. Mientras tanto, se alegra de salir por la parte limpia, «aunque Fisichella en 2005 adelantó por la sucia». Y ve su séptimo puesto como un buen lugar para aguardar fallos ajenos. «No es mal sitio para aprovechar si alguno de los punteros se queda. Pero están teniendo mucho cuidado y nadie se tocó todavía», lamenta.

Más allá de los inalcanzables Ferrari y McLaren, y del BMW de Kubica, Alonso vuelve sobre la escudería de Mark Webber. «Los Red Bull son los que más me preocupan este fin de semana. Estamos un puesto por detrás de Webber y habrá que centrarse en ganarle. Han mejorado más de lo previsto desde Barcelona, sobre todo en aerodinámica». Nada que ver con el estancamiento de Williams, fuera de peleas a las que no había faltado. «También perdimos un poco de ritmo con Toyota», admite Alonso, presto para el diagnóstico. «Algunas mejoras, como la suspensión, se notan más en los circuitos bacheados. Aquí, al ser tan plano, no le sacamos partido».

Las teorías del piloto español dicen que no espera para hoy grandes sorpresas en los planteamientos de la carrera. «Aquí nadie es tonto. Todo el mundo sabe lo importante que es salir delante y no creo que nadie vaya muy cargado; bueno, a lo mejor Heidfeld, porque no es normal ver tan atrás al BMW. Pero nadie se quiere quedar atrás en la Q3 y todos luchan por las dos primeras líneas». Por último, quitó todo el valor posible a los tiempos de la sesión libre de la mañana, en la que fue segundo. «Cada coche rueda con una carga de gasolina diferente. Heidfeld estaba 18.º, y Kubica, 16.º. Quien se crea que esos tiempos son reales es que no tiene mucha idea», aseguró.